Hace algunos días dijimos que el gobierno ultraderechista de Piñera utilizaba políticamente la pandemia con el objeto de controlar, a todo evento, cualquier atisbo de manifestación, protesta o descontento que provenga de la mayoría de los chilenos, quienes hoy están percibiendo todos los rigores de las políticas oficiales, que apuntan fundamentalmente a proteger a los grandes empresarios.
El problema sin embargo, radica en que para que se cumpla el ciclo lógico del mercado los empresarios tienen que producir y vender, y la mayoría trabajadora debería comprar, pero el foco del gobierno solo es el sector privado, mientras la mayoría de los chilenos está sufriendo la falta de poder adquisitivo. Y en ese contexto, la recesión económica –fenómeno que no se menciona en el oficialismo- unida a las nefastas políticas económicas conservadoras del gobierno, plantean un escenario absolutamente complejo para sectores de menores ingresos, capas medias empobrecidas y cientos de miles de trabajadores que
hoy están desempleados. A pesar de esto, no hay condonación de deudas, no hay suspensión de pagos por educación, tampoco hay el más mínimo receso para los deudores por servicios básicos o tiendas comerciales. Eso no está en la preocupación de Piñera.
Pero debemos tener claro que el neoliberalismo en la actual coyuntura económica nacional e internacional no tiene soluciones viables para la mayoría del país. Aquí se está salvando a los empresarios en perjuicio de los que trabajan. La llamada ley “de protección del empleo”, típico juego de palabras del actual gobierno, no solo es un chiste, sino que hunde aún más a los que están cesantes. Los bonos por el Covid 19 y los bonos de invierno para la tercera edad, tienen la conocida letra chica, que al final de cuentas permite que los beneficiarios sean solo unas cuantas personas. Es decir, se continúa echando leña a la hoguera.
En el marco económico descrito, el gobierno tiene claro que tendrá que enfrentar con cierta solidez el plebiscito de octubre próximo, aunque algunos ultraderechistas ya han manifestado que no estrían las condiciones para esa consulta. Sin embargo, el oficialismo sigue tomando medidas represivas, disfrazadas de políticas supuestamente para preservar la salud de los chilenos. Continúa inamovible el toque de queda, pero la delincuencia en horas que solo hay militares en las calles, actúa sin límites. También las cuarentenas por el virus se reparten por todo Chile, pero los jóvenes se juntan a divertirse, la gente compra en la Vega Central y miles de personas hacen filas de cuadras y cuadras para cobrar su seguro de cesantía. Pero lo más insólito de todo es que hoy, con el show acostumbrado, el gobierno anunció que enviará la calle a más de 14 mil funcionarios más para reforzar el control del cumplimiento de las medidas para “combatir el Covid 19”. Entre ellos hay boinas negras del Ejército, carabineros y agentes de la PDI. Lo curioso es que el país está ya con toque de queda, y todo tipo controles.
Otro tema que se puede observar sin mucho esfuerzo es el control que el gobierno y grandes empresarios tienen respecto de los medios de comunicación. Los programas matinales y de noticias son las más burdas campañas publicitarias del gobierno y de los partidos derechistas. Al mejor estilo de los países bananeros, el gobierno y sus ministros copan la mayoría de los noticieros para convencer a la gente de que la Constitución de la dictadura es lo mejor que se ha hecho para el país y que por tanto se debe rechazar el cambio constitucional que busca la mayoría. Así todo la ultraderecha chilena tiene las tribunas, los canales de TV, las radios y los diarios. En Chile el gobierno juega sin adversarios, luego esconde el balón, y después inventa enemigos por doquier.
En definitiva, del actual gobierno no se puede esperar nada que implique ciertas seguridades económicas, salvo que se agudicen las políticas ultra conservadoras de las que se ha hecho gala los últimos meses. Pero también hay que darle lugar al folclor, Piñera -casi en cadena nacional de TV y radios y con evidente alegría- subrayó que en una conversación telefónica con Donald Trump, éste había reconocido la buena gestión del gobierno en el combate al corona virus. Lo que el multimillonario y especulador con acciones chileno olvidó es que su colega norteamericano no solo tiene la mayor cantidad de muertos por el virus, sino que tiene el rechazo de la comunidad internacional y de los propios habitantes de Estado Unidos. En este caso, de poco sirven los reconocimientos que publicita Piñera.
Según algunos analistas, se espera un nivel de desempleo mayor al 20 por ciento y por tanto una baja evidente en el poder adquisitivo de los chilenos. También es esperable un aumento de la represión, tal como ocurrió en 1982 en tiempos de dictadura con la crisis económica, el neoliberalismo hoy no tiene respuestas sociales para la debacle. La mayoría de los chilenos por su parte, debe adquirir experiencia y unidad para evitar los errores que nos han llevado a experimentos concertacionistas y a gobiernos ultraderechistas que tienen formación de dictadura y bandera de “demócratas”.
Por Osvaldo Zamorano
Periodista
Doctor en Ciencias Políticas
Santiago de Chile, 8 de mayo 2020
Crónica Digital