Por Marcel Garcés Muñoz
El país vive momentos de incertidumbre, en un escenario y ambiente colmado de maniobras oscuras, de amenazas a la voluntad soberana de los ciudadanos, en medio de consideraciones que desconocen el derecho a la participación democrática en decisiones tan definitorias para el porvenir nacional, como la redacción y aprobación de una nueva Carta Constitucional para enmarcar y darle sentido a los cambios políticos e institucionales que el país necesita y reclama.
El proceso de cambio constitucional, está amenazado por la decisión política de los herederos del pinochetismo, y los poderes económicos, por la pretensión de frustrar, desacelerar, postergar un objetivo proceso de eclosión de las demandas sociales y políticas de la ciudadanía, en octubre de 2019.
La demanda de cambios a pretexto de la pandemia, no puede seguir siendo postergado, con el argumento hipócrita del resguardo del “orden social” supuestamente amenazado por facciones insurrectas, o por razones y decisiones “sanitarias” que hacen depender el ejercicio democrático, de una supuesta “voluntad” de un ministro de Salud, presionado desde La Moneda, para justificar un atropello a la democracia y las demandas ciudadanas.
Chile vive hoy momentos de definición, pero también de decisiones históricas. Defender el derecho de los demócratas chilenos a imaginar y elegir su futuro institucional constitucional, es un deber, una tarea patriótica prioritaria.
No hay que eludir el tema de que la Derecha política y económica, y otros poderes facticos, además de agentes internacionales vinculados a la Casa Blanca de Donald Trump, Bolsonaro y otros instrumentos del poder capitalista internacional, conspira descaradamente en contra del derecho democrático que los ciudadanos de Chile, busquen, encuentren y articulen un nuevo modelo constitucional y político para el país y su futuro.
Este es la contradicción política central de hoy, y la condición prioritaria, para el desarrollo político, económico y social del país, para de una vez por todas se rompa la camisa de fuerza de la institucionalidad fascista impuesta a sangre y fuego por la Derecha política y económica y la dictadura militar de Pinochet (1973-1990).
Restablecer el poder de decisión de la ciudadanía, avanzar a una democracia realmente representativa, eliminar de una vez y para siempre la “normalidad” de la tiranía genocida, eliminar loss resabios fascistas del entramado “jurídico”, impuesto sobre la sangre y el dolor de los chilenos, y la complicidad de los políticos de la derecha y los grupos empresariales que usufructuaron del terror y la muerte, representa un derecho y un deber patriótico.
Esta es la tarea prioritaria de hoy, cuando desde La Moneda, y sobre todo desde la Derecha política y empresarial de hoy- aunque herederos de su pasado- pretenden frustrar el proceso reclamado por los chilenos, no solo desde el 18 de octubre, sino que de manera permanente.
Según se “filtra” por los medios de difusión subordinados a La Moneda, el presidente, según “La Tercera”. está en un momento de “reflexión” en torno al tema del plebiscito del 25 de octubre ( impulsarlo?, suspenderlo?, aceptar sus resultasdos? o desconocerlo?, parecen ser las alternativas).
Por su parte El Mercurio”, disputa este domingo 16 de agosto, su versión sobre “Los dilemas que enfrenta Piñera frente al Plebiscito”, con una fotografía más que sugerente sobre el mundo de dudas que tendría el Mandatario, pero apostando a que “la neutralidad total se debe terminar”-
La publicación, agrega, jugando con un ajedrez político, que especula con los ministros que estarían por el “Apruebo” y los que están por el “Rechazo”, como si el carácter mesiánico del presidente aceptara disidencias en su equipo de ministros, y no hubiera renovado el Gabinete ministerial, para satisfacer a los elementos pinochetistas de la Derecha (la UDI), manteniendo la posibilidad de relevo por la Derecha neofacista de Kast, y, sobre todo, para desmantelar a la “Derecha social” (Desbordes, neutralizado como crítico, enclaustrándolo en el Ministerio de Defensa,).
Todo el escenario se viene abajo, por otro lado cuando, uno de los caudillos de la opción “rechazo” y en su momento joven promesa del general Pinochet, para mantener su herencia en los círculos del poder que instaló con su constitución del 80, el ministro de Relaciones Exteriores, Andrés Allamand, no soporta la incertidumbre del escenario político real (prefiere , sin duda. los mecanismos totalitarios del poder militar,a los que pertenece además por vínculos familiares), lanza una proclama bélica, reivindicando además su derecho a expresar su posición beligerante frente a la versión oficial de la supuesta “neutralidad”, o “prescindencia” de La Moneda, afirmando que “Es absurdo suponer que el resultado del plebiscito será indiferente para el gobierno”.
Es decir, Allamand, que hace yunta con el ministro del Interior, y jefe político del Gabinete, Víctor Pérez, – lo que deja en claro que Piñera es subordinado de la UDI- golpea la mesa, dejando en evidencia que el “nuevo” gabinete ministerial es del “Rechazo”.
Por lo mismo, la oposición no se debe llamar a engaño, y ello hace más urgente una definición política unitaria de una coalición que aun esta al debe en el cumplimiento y responsabilidad de su rol histórico.
Aquí hay que definir lo que parecen ser necesidades de la coyuntura política electoral o parlamentaria de hoy, de lo que son objetivos, estrategia y tácticas políticas prioritarias, con un sentido de responsabilidad histórica.
Y dentro de estas tareas está el objetivo del plebiscito del 25 de octubre, del profundo significado político que tiene esta gesta, y del deber de responder y no traicionar ni frustrar las expectativas, necesidades y demandas de la ciudadanía.
Por supuesto el tema de la coherencia y de la unidad política, programática y estratégica de la oposición, del acuerdo básico, es definitorio para el desarrollo del proceso constitucionalista, del acuerdo democrático indispensable para garantizar el proceso y la gobernabilidad.
Los que se nieguen a este compromiso patriótico deberán responder ante la historia.
Organizar la victoria, con unidad, cohesión, responsabilidad respeto mutuo, sin sectarismos ni pretensiones de hegemonismos, es la única puerta de entrada para un triunfo, y para los pasos ulteriores del escenario político nacional.
Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 17 de agosto 2020
Crónica Digital