Por Marcel Garcés Muñoz
El escenario del Año Nuevo 2014 nos hace presente los inevitables balances y las perspectivas que se abren para un nuevo periodo político, social, económico, personal y colectivo. Se trata de un ejercicio que tiene que ver con los proyectos, con las demandas, con los sueños, las esperanzas, la búsqueda de una vida mejor y los objetivos de un futuro promisorio, de un escenario positivo, en definitiva de un horizonte posible y necesario de progreso, justicia, perspectiva, en todos los ámbitos de la vida personal, familiar y colectiva.
Se trata de una legítima aspiración a la libertad, al desarrollo personal, familiar y colectivo, del triunfo del amor, de la realización de los proyectos y propósitos de seguridad, de la felicidad, generada por una lucha, generosa, solidaria y colectiva.
No podemos eludir una cierta sensación de insatisfacción y a veces desencanto y frustración por los objetivos no alcanzados y una cierta incapacidad de logros, ya sea por un ambiente y circunstancias hostiles, condiciones o posibilidades personales o del ambiente, las más de las veces impuestas por una sociedad históricamente injusta y una abrumadora manipulación de los medios de comunicación al servicio de un modelo político, económico y hasta cultural, y de una constante oposición del modelo imperante a los sueños y esperanzas legitimas de la sociedad y las personas.
Pero no debemos, no podemos permitirnos ceder a los ataques de los enemigos de la libertad, la justicia, la democracia, la soberanía popular y democrática, y el futuro que le debemos a las presentes y próximas generaciones de chilenos y la proyección de nuestras esperanzas.
La evolución, el progreso, la conquista de nuestros sueños es una constante histórica de la sociedad en su camino hacia un futuro mejor. Y lo que debemos hacer, en cada circunstancia o vericueto es identificar claramente a quienes caminan por nuestra ruta, y a quienes se oponen, dificultan y conspiran contra nuestros objetivos y legítimas aspiraciones y demandas.
El 2023 nos dejó lecciones valiosas de la capacidad de movilización, de toma de conciencia de una mayoría ciudadana, popular, de mujeres, de jóvenes, de trabajadores que rechazaron el engendro constituyente que pretendió imponerse a través del engaño, la amenaza, el terrorismo, la mentira, la manipulación, el chantaje social y político y la violencia.
El rotundo e inapelable resultado del 17 de diciembre, que rechazó por un contundente 55.8 por ciento de los ciudadanos- 6 millones 890 mil participantes que votaron por el “En Contra”, y optaron por mas democracia, mas justicia social, y por un futuro de esperanzas y logros personales y sociales, constató el verdadero perfil político de la mayoría ciudadana y su determinación a seguir por un camino de avances en la institucionalidad y en la presencia protagónica de las mayorías patrióticas y progresistas.
Pero no basta con el reconocimiento de la derrota por personajes turbios como el caudillo neofacista José Antonio Kast, que reconoció el fracaso “en el intento de convencer a los chilenos”, con su campaña del odio y la violencia, y la torva lucha a cuchilladas desatada pos derrota en la dirigencia de la alianza derechista, (Evelyn Matthei y el numerario del Opus Dei, Luis Silva, entre otros de turbios antecedentes)y la consiguiente “pasada de cuenta” entre en busca de encontrar “culpables” del desastre.
Por cierto no faltan en el cuadro post derrota del proyecto constitucionalista neofacista los consejos de los “académicos”, “expertos” y analistas al servicio de El Mercurio y los “centros de pensamiento”, que apresuradamente elaboran nuevas estrategias en busca de nuevos eslóganes, para mantenerse vigentes o bien pagados.
La vilipendiada “clase política” económica o oligárquica (es lo mismo en realidad) vuelve en gloria y majestad a hacerse cargo del alicaído escenario maneja los hilos de la conspiración permanente en marcha, que incluye ataques permanentes y alevosos contra el Presidente Boric, los ministros y dirigentes de los partidos progresistas, “acusaciones constitucionales”, montajes publicitarios en los que es “maestro “El Mercurio”, que se vale incluso de entusiastas, ingenuos, torpes declaraciones de aspirantes, figuras del escenario circense de la política local.
Hay que reconocer que el cambio de folio en el calendario no trae demasiadas novedades, y sería incomprensible que se actúe con ingenuidad- o derechamente con mala intención, descaro, o simplemente-lo que sería peor- ineptitud o con descriterio mal intencionado.
Dejemos que la Derecha se desgarre, en una lucha sangrienta en la diputa por el poder y las riquezas e intereses oligárquicos. Eso es lo suyo.
Lo nuestro es lo contrario: unirnos en un objetivo, en una esperanza común, en un objetivo patriótico, y que tras este anuncio (O advertencia?) hecho por la ciudadanía que busca ejercer sus derechos democráticos y de justicia social, mujeres que han entrado fuerte en la disputa por el futuro, que es su porvenir, los jóvenes que solo buscan un futuro, solo necesitan respuestas, compromisos para garantizar el desarrollo de sus potencialidades y aspiraciones, de las nuevas generaciones, de los trabajadores, de todos, todas y todes.
La agenda de las demandas políticas y sociales no ha variado: pensiones, la salud, la educación, la seguridad, el derecho a la vivienda, a un trabajo seguro y digno, el sistema previsional y aquí, para estas tareas no sobre nadie: todos estamos llamados a la defensa de la democracia, la justicia social, de una Patria donde florezcan, no solo todas las flores sino nuestros sueños, aspiraciones y derechos humanos.
Y no podemos permitir a la Derecha que trate de inhibir, desprestigiar, desconocer ni a la expresión de la soberanía popular ni al protagonismo de lo que ellos llaman despectivamente como, ”la calle”, para refugiarse en la “cocina” conspirativa o en la supuesta “institucionalidad” de las cúpulas políticas o empresariales.
Chile es el escenario de todos, donde todos tenemos cabida y futuro.
Y en el sector “oficialista”, nadie tiene que reclamar ser vanguardia, o pretender ser portador o administrador de la verdad revelada, el primero de la fila.
Los resultados del 17 de diciembre nos dijeron clarito que aquí hay una fuerza y voluntad colectiva, generada en nuestra historia y en nuestro destino común. Y que demanda a los partidos progresistas dar respuestas urgentes a esa voluntad de cambio, democracia, justicia y futuro, dicha en voz alta.
Demandan un compromiso, si quieren, la propuesta de una conducción y una responsabilidad correspondiente al desafío.
Una vez más la pregunta esencial:¿Será mucho pedir?.
El tiempo, nuestras esperanzas y nuestra paciencia, apremia.
¡Feliz Año Nuevo, Chile!
Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 29 de diciembre 2023
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