Nunca antes los líderes de las siete economías más industrializadas del mundo habían llegado a una cumbre, como la que inició hoy en Canadá, con tantas tensiones con uno de sus principales socios, Estados Unidos.
Apenas unas horas después de emitir una serie de mensajes agresivos sobre el comercio mundial, Donald Trump, arribó a Quebec para asistir a parte de la cumbre del G7: su primera visita a Canadá como presidente estadounidense.
‘Vamos a lidiar con las prácticas comerciales injustas. Miren lo que Canadá, y México, la Unión Europea -todos ellos- han estado haciéndonos por muchas, muchas décadas. Debemos cambiarlo. Y ellos entienden que eso va a pasar’, afirmó Trump al fijar posiciones previo a su viaje.
Igualmente se refirió al ‘superávit comercial de la Unión Europea con Estados Unidos’ que es de ‘151 mil millones de dólares y Canadá excluye a nuestros agricultores’, agregó al exigir ‘Âíeliminen sus aranceles y barreras o las igualaremos, e incluso más!’.
De esta forma en la mañana de este viernes ‘desembarcó’ Trump en La Malbaie -la blindada ciudad que acoge la 44 reunión del G7-, con el previo anuncio de que se iría el sábado temprano antes de concluir el encuentro.
Con la jugada el gobernante republicano evitará algunos de los temas más espinosos con sus pares de esta asociación de países, que en su conjunto suman cerca del 64 por ciento de la riqueza global.
Trump se perderá la sesión final de la cumbre al máximo nivel y con ella las discusiones sobre el cambio climático -en lo cual no cree- y en su lugar volará directamente desde Charlevoix a Singapur para su cara a cara con el líder de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), Kim Yong-un.
También entre las cuestiones ‘difíciles’ está la actual guerra comercial desatada por el jefe de la Casa Blanca, lo que se confabula contra el posible logro de consensos con Washington en una cita que ya observadores califican de ‘incómoda’.
La víspera el presidente francés, Emmanuel Macron, expresó que la cumbre en La Malbaie ‘al menos reforzará los acuerdos entre los seis’, en franca alusión a lo que sería el bloque de los cuatro europeos (Francia, Reino Unido, Alemania e Italia) con Canadá y Japón.
Macron, quien arribó desde el miércoles a Canadá para adelantar una visita oficial a la norteña nación, tuvo tiempo para unificar criterios con el primer ministro Justin Trudeau.
En una conferencia de prensa conjunta el jueves, el estadista galo indicó que los líderes del G7 no debían ‘tener temor de alcanzar acuerdos sin el presidente de Estados Unidos, aunque la unanimidad es siempre preferible’.
Incluso, en la red social Twitter, Macrón escribió que al presidente de Estados Unidos tal vez no les importe quedar aislado, pero ‘a nosotros tampoco nos molesta firmar un acuerdo de seis países de ser necesario’.
Poco antes de la apertura del G7, el estadista galo publicó en la propia plataforma de Internet una foto junto a Trump.
‘Diálogo, una y otra vez. Intercambiar, tratar de convencer, constantemente, para defender los intereses de los franceses y también de todos aquellos que creen que el mundo lo construimos juntos’, escribió.
Por su parte, Trudeau insistió que ‘es risible decir que Canadá, Francia … puedan representar una amenaza para la seguridad de Estados Unidos, dado que somos los mejores aliados que haya tenido en largo tiempo’.
Y consideró a la cumbre de Quebec un espacio que ofrece a los líderes del G7 la oportunidad de encontrar soluciones a sus muchas diferencias.
Sin embargo, cómo alcanzar un vocabulario común, luego de que Trump abandonara el acuerdo de París sobre el clima; renunciara al pacto sobre el programa nuclear iraní e implantara los elevados aranceles a las exportaciones de acero y aluminio de sus aliados.
De lo que hasta el momento se desprende, las posibilidades de lograrlo, al parecer, son bajas.
La Habana, 9 de junio 2018
Crónica Digital /PL