La única forma de detener el derramamiento de sangre en Egipto es la caída del golpe militar, afirma hoy un comunicado de la Hermandad Musulmana (HM, islamistas) egipcia.
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El texto circula tras la muerte del fiscal general egipcio, Hicham Barakat, por un atentado dinamitero en un céntrico distrito de esta capital la víspera en el que además resultaron heridas nueve personas, una de ellas un civil.
Rechazamos la muerte (de Barakat), pero para que termine la violencia debe imponerse la justicia, dice la declaración, que acusa al extinto funcionario de “legalizar la violencia y los asesinatos y facilitar las torturas y los arrestos arbitrarios en las prisiones, los secuestros y las desapariciones”.
Tras el derrocamiento en julio de 2013 del presidente Mohamed Morsi, un miembro de la cúpula de la HM, cientos de integrantes de esa cofradía han sido condenados a la pena capital o muertos en choques con la Policía en protestas públicas, prohibidas por la ley desde fines de ese año.
La HM fue proscrita en septiembre de 2013 e incluida tres meses después en la lista de organizaciones terroristas.
De su lado, el Gobierno egipcio publicó en su página Web un comunicado en el cual responsabiliza a la HM del atentado, que vincula con la matanza de turistas en Túnez y la explosión en una mezquita chiíta de Kuwait el viernes pasado.
El atentado contra el alto funcionario judicial es un duro golpe a los esfuerzos del gobierno del presidente Abdel Fattah El Sisi para mostrar al mundo una imagen de estabilidad interna y atraer inversionistas extranjeros a un proyecto de desarrollo en el norte de la península de Sinaí.
En señal de duelo, las autoridades suspendieron los festejos programados por el aniversario del derrocamiento de Morsi y anunciaron la designación de Zakaria Abd El-Aziz Osman, vice fiscal general y magistrado de la Corte de Apelaciones, para llenar la vacante por la muerte de Barakat.
El Cairo, 30 de junio 2015
Crónica Digital / PL
