Investigadores de Estados Unidos, Nueva Zelanda, Chile, Francia, Sudáfrica y Australia cuantificaron en cinco billones las piezas de plástico que flotan en los océanos, con un peso de unas 269 mil toneladas, reflejó la revista PLoS ONE.
Martin Thiel, investigador de la Universidad Católica del Norte, en Chile, explicó que se realizaron 24 expediciones oceanográficas entre 2007 y 2013 en los cinco giros subtropicales (grandes sistemas de corrientes marinas rotativas), la costa australiana, la bahía de Bengala y el mar Mediterráneo.
Utilizando redes de arrastre y encuestas visuales, los investigadores calibraron un modelo oceánico de distribución del plástico y determinaron que la contaminación afecta a todos los océanos, incluso las regiones más remotas del planeta, pues las corrientes marinas distribuyen los plásticos y los transportan a regiones lejos de sus fuentes originales.
En cambio, los estudiosos encontraron menos microplásticos en la superficie de los océanos de lo que cabía esperar considerando todos los plásticos grandes que observaron.
Para los expertos, ello indica que al fragmentarse en pedazos pequeños esos contaminantes del mar pueden ser ingeridos por la fauna y entrar en la cadena alimentaria.
Según Thiel, la contaminación por plástico afecta a los ecosistemas marinos de muchas maneras. Los plásticos grandes, en particular redes y cordeles, pueden ser trampas mortales para las aves marinas, mamíferos y tortugas, mientras, al fragmentarse en pedazos pequeños pueden ser ingeridos por muchos organismos que los confunden con su alimento natural.
Se sabe que muchas aves marinas ingieren pequeños pedazos de plástico (microplásticos), pero en los últimos años se ha encontrado que también muchos peces y otros organismos como jaibas o gusanos marinos los ingieren, pudiendo entrar en las cadenas alimentarias donde pueden provocar daños importantes, incluso a los humanos que consumen estos organismos, subrayan.
Por otro lado, los microplásticos absorben otros tóxicos disueltos en el agua, de forma que pueden contener concentraciones muy altas de compuestos tóxicos. Cuando los organismos ingieren estos tóxicos pueden ser absorbidos por ellos y acumularse en sus tejidos corporales.
Washington, 11 diciembre 2014
Crónica Digital / PL