Se hicieron públicos los resultados de la Prueba de Selección Universitaria y, nuevamente, nos encontramos frente a un panorama que nos es tristemente conocido: la PSU, más allá de medir las capacidades y talentos de los estudiantes chilenos, es un reflejo de las profundas injusticias de nuestro sistema educativo.
Sin desmerecer a aquellos alumnos que han logrado altos puntajes, vemos que la PSU sigue reflejando cuánto dinero tienen los padres de un estudiante y la desigualdad socioeconómica que existe en el país. Esto se hace patente al ver, por ejemplo, que el 66,4% de los puntajes nacionales corresponde a estudiantes de colegios particulares pagados. Es importante recalcar, entonces, que la PSU no logra predecir el futuro rendimiento del alumno en la universidad, sino que, más bien, se correlaciona con los ingresos de las familias.
Actualmente hay estudiantes que sí tienen el talento necesario para entrar a la universidad. Sin embargo, sus capacidades no están siendo medidas y están quedando marginados de un sistema educativo que se remite sólo a medir contenidos. Ejemplo de esto son los 898 estudiantes de colegios públicos o particulares subvencionados que son los primeros de su generación de egreso y obtuvieron menos de 475 puntos en la PSU. Ellos no pueden optar a una universidad del CRUCh, aún cuando son alumnos que han demostrado ser responsables con su quehacer académico y han destacado por sus capacidades.
Nuestro sistema educativo y, particularmente, esta prueba, son parte de un modelo del cual no nos sentimos orgullosos. Es por lo mismo que nos plantearemos con mayor convicción para seguir trabajando por una educación que sea de calidad para todos los chilenos y chilenas. Los estudiantes y la sociedad en su conjunto debemos ser capaces de movilizarnos por esta causa y de entablar el diálogo político necesario entre todos los actores para lograr una reforma profunda al sistema educativo chileno.
No podemos permitir que la PSU sea un nuevo censo, porque más que medir capacidades y predecir el rendimiento futuro de los alumnos, nos está diciendo de dónde venimos, si somos hombre o mujer, dónde estudiamos y cuánto ganan nuestras familias.
Por Naschla Aburman, presidente FEUC
Santiago de Chile, 30 de diciembre 2013
Crónica Digital