Por Marcel Garcés Muñoz
El domingo 24 se produce un nuevo enfrentamiento político electoral, cuyas consecuencias aparecen tener una lectura y perspectivas trascendentes en el escenario nacional marcado por incertidumbres, variables y tensiones policiales, escándalos de índole psicosexuales, que afectan a las cumbres del poder político y social, con rasgaduras de vestiduras, repiqueo de campañas de escándalo, anunciando el fin del mundo, o por lo menos una crisis ética o un estremecimiento del orden moral de la sociedad.
Noticiarios, comentaristas, “cartas del lector”, editoriales “analistas”, nuevos personajes de la farándula política y profetas del “acabo de mundo”, compiten desde las pantallas de la TV, o las páginas editoriales, y “cartas del lector”, anunciando el apocalipsis, la “crisis” y una torva amenaza terrorista o la “insurgencia”, o el terrorismo extranjero.
Es decir todo normal, en momentos en que las ofertas veraniegas, las vacaciones soñadas pagadas por cómodas y tentadoras cuotas mensuales para endeudarse en 2025,las ofertas publicitarias a consumir y a elegir los regalos de Navidad, y sentirnos, por fin, generosos, emocionados útiles en el entorno familiar, de los amigos y conocidos, de los vecinos , en fin “felices” con el fin de este año tan “complejo”, en realidad, complicado y las más de las veces decepcionante, pero dispuestos a entrar en un 2025, igualmente incierto y más lleno de conjeturas, y falta de certezas.
Pero seamos sinceros.
En el escenario, más allá del optimismo histórico a idealista que nos enseñaron y marcaron nuestros pasos, convicciones, propósitos, sueños y que muchos buscamos mantener a todo trance, (somos porfiados, a mucha honra), el escenario no es propicio.
Y esto, claro no es una renuncia, sino una reflexión, para impulsarnos, buscar perspectivas, pero sobre todo respuestas, proyectos, sueños, objetivos y compromisos.
De lo contrario no tendríamos esperanzas, de que se acerquen fechas, metas de desarrollo, de futuro personal y colectivo, perspectivas de cambio.
Desde luego iremos a votar este 24. Y esperamos algunos triunfos electorales. Y aunque el escenario se presenta complicado, sin mucho optimismo tras la prueba electoral del 26-27 de octubre, lo cierto es que lo que está en juego nuevamente es el futuro democrático, progresista, del país, el futuro social y la seguridad, los derechos humanos, el derecho al trabajo, a la educación, a la salud, a la previsión digna, amenazados por el populismo, el revanchismo, derechista, la explotación y la represión de la tiranía del mercado con que se ilusionan los clanes económicos y la oligarquía política derechista y el neofacismo.
No es casual que Arturo Squella, ex diputado, militante de la UDI en “comisión de servicio”, como Presidente del Partido Republicano de José Antonio Kast, que postula a ser candidato presidencial de la Derecha para el próximo año, se haya pronunciado como admirador del presidente de El Salvador, Nayib Bukele y su modelo terrorista implantado en ese país.
“Yo no tengo ninguna duda que para frenar el crimen organizado y contener la crisis de seguridad se requiere un modelo muy similar al que estudiamos en “El Salvador”, declaró Squella, en una entusiasta entrevista en ”El Mercurio”, del sábado 16 de noviembre, 2024, descartando las denuncias por violación de los Derechos Humanos en el país centroamericano.
El hecho objetivo es que por efecto de los resultados del proceso electoral del 26-27 de octubre, quedaron pendientes para una segunda vuelta los cargos de gobernadores de 11 regiones del país.
Claramente no nos da lo mismo quien resulte ganador, o quien pueda pretender sacar cuentas alegres con los sufragios obtenidos, sino la perspectiva de la disputa real que está en el escenario presente y la perspectiva histórica.
Los ciudadanos, nuevamente en un ambiente abrumado de una manipulación mediática, propagandística, terrorista y amenaza de una “guerra interna” y los electores se ven enfrentados a una renovada versión de ls “guerra interna”.
Este domingo 24 de noviembre se produce un nuevo enfrentamiento político electoral, cuyas consecuencias parecen tener una lectura y proyección trascendentes en el escenario nacional
Desde luego iremos a votar este 24. Será una nueva batalla político electoral. Desde luego temprano, con ilusiones y esperanzas, pero sobre todo con la convicción de que es un deber, una disyuntiva que no podemos eludir, es un camino que nos espera para construir una perspectiva de futuro, una disyuntiva.
Debemos, con toda determinación ir a votar por el candidato que nos corresponda aun que no sea lo que decimos “nuestro”. Pero la realidad objetiva, es el camino que nos convoca y nos convence
Personalmente, aunque sea algo de mi fuero interno y de mi formación, votaré por Claudio Orrego, y ojalá contribuya a una derrota rotunda del otro. Pero sobre todo, de la Derecha pinochetista, disfrazada de populismo.
Obviamente el llamado es a expresarse por los candidatos progresistas, del cambio, y contribuir a derrotar a los candidatos de la Derecha, por Rodrigo Mondaca en Valparaíso, por Alejandro Navarro, en BioBío, por René Saffirio, en La Araucanía, por Mariela Hernando o Ricardo Díaz, en Antofagasta, por Javier Vega, en Coquimbo, por Miguel Vargas, en Atacama, por Pablo Silva, en O’Higgins, y por Jorge Díaz, en Arica.
Claramente no nos da lo mismo quien resulta ganador.
Lo que importa más, sin duda, es la disputa real que está en el escenario presente y la perspectiva histórica, no solamente de la próxima contienda presidencial, que parece ser la meta estratégica, sobre todo de la derecha revanchista.
Los sufragios son un dato estadístico importante, significativo de una voluntad ciudadana, pero lo trascendente es la voluntad de acción que ellos simbolizan, representan, expresan y su capacidad organizadora y movilizadora.
Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 19 de noviembre 2024
Crónica Digtal