Un amigo me comenta que se parece a una mujer que ha conocido, que inspira e ilumina, por su coraje e inteligencia. Tiene que ser muy especial para evocarle a Aleksandra Kolontái, una figura destacada en la historia social del siglo XX, por su papel como revolucionaria rusa, defensora de los derechos de las mujeres y diplomática soviética.
Nació hace 153 años, el 31 de marzo de 1872 en San Petersburgo, Rusia. Y partió de este mundo cuando tenía 79 años. En su vida, fue la primera mujer en integrar un Gobierno como Ministra de Estado. Bajo su conducción se entronizó el 8 de Marzo como Día de la Mujer. En base a su impulso, en la Rusia Soviética se promulgaron por primera vez en la historia leyes y políticas que hoy podrían considerarse feministas. También fue la primera mujer en ejercer un cargo diplomático, y en representación de uno de los centros hegemónicos mundiales de la época. No es poca cosa.
Aleksandra Kolontái dejó un legado duradero como mujer que desafió las normas sociales y los conservadurismos, luchando por la igualdad y la justicia.
LOS PRIMEROS PASOS
Llegó al mundo en una familia aristocrática. Su padre, Mijaíl Alekséievich Domontóvich, era un general al servicio del zar, y su madre, Aleksandra Aleksándrovna Masálina provenía de una familia que había hecho una gran fortuna en la industria maderera.
Sin embargo, a pesar de sus orígenes privilegiados, pronto se sintió atraída por las ideas socialistas y revolucionarias. Se unió al Partido Socialdemócrata Obrero en 1889 y trabajó incansablemente para promover los derechos de trabajadores y mujeres. Su definición por la causa bolchevique marcó su existencia.
Kolontái desempeñó un papel crucial en la conexión entre el 8 de marzo, hoy reconocido como Día Internacional de la Mujer, y la lucha por los derechos de las mujeres dentro del contexto de la revolución socialista en Rusia. Su vida y obra quedaron entrelazadas para siempre con la historia de esta fecha, que simboliza la lucha por la igualdad de derechos.
El 8 de marzo de 1917 (23 de febrero según el calendario juliano), las mujeres trabajadoras de Petrogrado iniciaron una huelga exigiendo “pan y paz”, lo que desencadenó la Revolución de Febrero, que culminó con el derrocamiento de la dictadura zarista y abrió las puertas para un cambio de naturaleza socialista en octubre de ese año.
Este evento demostró el poder de las mujeres organizadas y su capacidad para impulsar el cambio social. Cuando los bolcheviques habían conquistado el poder, Kolontái reconoció la relevancia de este día y su conexión con la lucha de las mujeres trabajadoras, estableciendo el 8 de Marzo como Día de la Mujer.
Luego del triunfo de la Revolución Rusa de Octubre de 1917, se había sumado al Gobierno de los bolcheviques. Se transformó entonces en la primera mujer en la historia en ocupar un puesto ministerial en un gobierno, sirviendo como Comisaria del Pueblo para el Bienestar Social (el equivalente a un actual Ministerio de Desarrollo Social). Allí desempeñó un papel crucial en la promoción de la igualdad de género dentro del nuevo Estado soviético.
Trabajó para implementar políticas públicas que mejoraran la vida de las mujeres, como la despenalización del aborto, la creación de guarderías y comederos públicos, el derecho al divorcio y la protección patrimonial de las mujeres, y la generación de servicios sociales. Defendió el derecho a la participación de las mujeres en la vida política, y abogó por la igualdad salarial y el acceso a empleos dignos para las mujeres. Se aprobaron beneficios en forma de salarios de maternidad. Asimismo se desarrollaron campañas de información para dar a conocer a las mujeres sus nuevos derechos.
Promovió la idea de la “mujer nueva”, emancipada y libre de las restricciones de las convenciones tradicionales.
Asimismo, Kolontái desempeñó un papel fundamental en la formación del Zhenotdel, el Departamento de Mujeres del Partido Bolchevique, organismo que trabajó para desarrollar e implementar políticas que mejorarán la vida de las mujeres y estableció conexiones con organizaciones de revolucionarias de otros países. Uno de sus principales proyectos sociales fue la lucha contra el analfabetismo en las mujeres.
KOLLONTAI Y EL FEMINISMO
Tanto por su obra como Comisaria del Pueblo para el Bienestar Social, como por su abundante producción teórica, Kolontái es considerada como una pionera en las luchas por los derechos de las mujeres y la historiografía la considera una figura clave en el devenir del socialismo moderno. Sus libros y escritos sobre feminismo y la relación entre género y clase siguen siendo influyentes.
Entre sus libros más destacados se encuentran los siguientes trabajos:
“La Sociedad y la Maternidad”: Un análisis de la relación entre la maternidad y la sociedad, donde Kolontái aboga por la socialización de la crianza de los hijos.
“La Nueva Moral y la Clase Obrera”: Un ensayo sobre la transformación radical de las relaciones personales y sociales y de la moral en la sociedad socialista.
“El Comunismo y la Familia”: Una crítica de la familia tradicional y una propuesta para la creación de nuevas formas de relaciones familiares en la sociedad socialista.
“Mujer y Lucha de Clases”: En esta obra, analiza la doble opresión que sufren las mujeres, tanto por su género como por su clase social, y aboga por la lucha conjunta de mujeres y trabajadores por la emancipación.
Hay también obras literarias, como “Amor de Abejas Obreras”, una colección de cuentos que exploran las relaciones amorosas y la sexualidad en el contexto de la revolución socialista; “Amor Rojo”, una recopilación de artículos donde explora las nuevas formas de amar y las relaciones personales en una sociedad que se libera de las ataduras de la explotación; y “La Bolchevique Enamorada”, la única novela escrita por Kolontái. A ello hay que sumar la obra con sus memorias, titulada “Autobiografía de una mujer emancipada”.
El trabajo de Kolontái y las feministas bolcheviques contribuyó a sentar bases para las futuras luchas por la igualdad de género.
Ella, desde el punto de vista marxista, sostenía que la lucha de las mujeres es un elemento esencial de la lucha de clases, y que la emancipación de las mujeres está vinculada en forma indisoluble a la emancipación revolucionaria del conjunto de la sociedad: a través de la revolución socialista y la abolición del capitalismo. Para ella, la igualdad no se debía limitar a derechos formales, sino que requería una transformación profunda de las condiciones materiales y las relaciones sociales.
Su visión respecto de la emancipación femenina abarcaba múltiples dimensiones, desde la igualdad política y económica hasta la transformación radical de las relaciones personales y familiares. Por ejemplo, criticó la institución tradicional de la familia, que consideraba una forma de opresión para las mujeres. Promovió la idea del “amor camarada”, que se basaría en la igualdad y el respeto mutuo.
Señaló que en la sociedad socialista, la igualdad, el reconocimiento recíproco de derechos y la comprensión fraternal debían constituir los principios fundamentales de las relaciones entre mujeres y hombres.
KOLONTÁI Y LA OPOSICIÓN OBRERA
Aleksandra Kolontái tuvo un papel significativo dentro de la “Oposición Obrera”, tendencia dentro de los bolcheviques rusos que surgió en 1921. Esta corriente representaba una crítica al creciente centralismo y burocratismo del partido, y abogaba por un mayor control de los sindicatos sobre la economía y la gestión de la producción.
Kolontái, junto con Aleksandr Shliápnikov, fue una de las principales figuras de la Oposición Obrera. Criticaban que la creciente burocratización del partido implicaba una pérdida de control de los trabajadores sobre sus propios destinos. Veían con preocupación como el Estado tomaba el control de las organizaciones gremiales y sindicales.
En ese cuadro, la Oposición Obrera abogaba por la transferencia del control de la economía a los sindicatos y los trabajadores. Argumentaban que los productores directos eran los más capacitados para gestionar la producción y que su participación directa era esencial para la construcción del socialismo.
Kolontái redactó las tesis de la Oposición Obrera, donde planteaba la necesidad de entregar la dirección de la economía a un congreso de productores.
Las ideas de la Oposición Obrera entraron en conflicto con la visión de Vladimir Ilich Lenin, que defendía un mayor centralismo y control estatal, particularmente argumentando con la necesidad de confrontar una eventual contrarrevolución.
En el X Congreso del Partido Comunista en 1921, la Oposición Obrera fue derrotada y sus líderes fueron marginados. Esto provocó que Kolontái perdiera gran parte de la influencia política que había acumulado hasta entonces.
Habría que agregar que los anarquistas y socialistas libertarios, e incluso marxistas de tanta influencia en la época como la alemana Rosa Luxemburgo, formularon similares críticas a la deriva autoritaria de la Revolución Soviética.
A pesar de su derrota, la Oposición Obrera y el papel de Kolontái en ella representaron una corriente importante en la historia del socialismo soviético. Sus ideas sobre el control obrero y la democracia en el socialismo siguen siendo relevantes en los debates de las izquierda., en particular en materias claves como la democracia y la participación en las organizaciones políticas que se proponen un modo alternativo de producir la vida.
Habría que agregar que las prevenciones de Kolontái fueron anticipatorias. Tras la muerte de Lenin y el asalto al poder de Iósif Stalin, se acentuaron las tendencias al centralismo autoritario así como a la burocratización del poder. Una de sus primeras víctimas fueron las avanzadas políticas de emancipación de la mujer que se habían puesto en marcha durante la primera etapa de los bolcheviques en el Gobierno.
Luego de la derrota de la Oposición Obrera, en 1922 Kolontái pasó al servicio diplomático. Fue enviada, inicialmente como consejera, a la misión comercial soviética en Noruega y cuando ese país y la Unión Soviética establecieron relaciones diplomáticas oficiales, fue colocada a la cabeza de la legación soviética, primero como encargada de negocios y poco después como ministra plenipotenciaria. Más tarde, en septiembre de 1926, Kolontái fue nombrada ministra plenipotenciaria en México.
En 1943, fue designada Embajadora de la Unión Soviética en Suecia: se convertía probablemente en la primera mujer en ocupar tal puesto en la historia de la diplomacia moderna.
Por Oscar Ortiz. El autor es historiador. Fue asistente principal de Clotario Blest entre 1970 y 1990. Hoy integra el Directorio de la Fundación que lleva el nombre del fundador de la Central Única de Trabajadores (CUT).
Santiago, 3 de marzo de 2025.
Crónica Digital.