El tema de la brutalidad policial sigue en el centro de la mirada pública en Estados Unidos, donde la difusión de detalles sobre la muerte del afronorteamericano Daniel Prude genera nuevas muestras de indignación.
El hombre de 41 años y residente en Chicago, Illinois, se encontraba de visita en casa de su hermano Joe Prude en Rochester, Nueva York, en marzo pasado, cuando este último llamó a la policía para pedir ayuda porque Daniel abandonó su vivienda y padecía problemas graves de salud mental.
Los oficiales lo detuvieron durante la madrugada del 23 de marzo en una calle mientras se encontraba desarmado y desnudo, lo esposaron y lo colocaron boca abajo en el asfalto mojado, según imágenes captadas por la cámara corporal de un agente y obtenidas por la familia de la víctima.
Prude les dijo a los miembros de las fuerzas del orden que padecía de la COVID–19, lo que llevó a que le pusieron una capucha utilizada en Estados Unidos para evitar que sospechosos escupan o muerdan a los miembros de las fuerzas del orden.
Quienes critican el uso de esas piezas sostienen que son humillantes, pueden causar pánico a los detenidos y hacen más difícil determinar si una persona puede respirar o no.
Después de que le colocaron la capucha, Prude quedó flácido y pareció dejar de respirar, según las imágenes y los comentarios de la policía y los paramédicos en el lugar, a raíz de lo cual fue hospitalizado con soporte vital y murió siete días después.
La forense del condado de Monroe, Nadia Granger, dictaminó que ese fallecimiento se debió a un homicidio por “complicaciones de asfixia en el contexto de la inmovilización física”, de acuerdo con un resumen del informe de la autopsia.
Al revelar el contenido del video policial el miércoles último, los familiares de la víctima manifestaron que muestra un uso excesivo de la fuerza por parte de la policía para controlarlo.
Joe Prude declaró que llamó a las autoridades la noche antes del hecho porque su hermano, quien había sido hospitalizado brevemente, comenzó a comportarse de forma errática, y temía que pudiera lastimarse o ser atropellado por un tren en las vías cercanas a su casa.
“Llamé con la intención de que ayudaran a mi hermano, no para que lo lincharan”, expresó en una conferencia de prensa. “¿Cuántos hermanos más tienen que morir para que la sociedad comprenda que esto debe terminar?”, cuestionó.
El hecho provocó protestas contra la brutalidad policial durante miércoles y jueves en Rochester y en la ciudad de Nueva York, y anoche se anunció la decisión de suspender a los siete oficiales involucrados en el caso.
“Al señor Prude le falló nuestro Departamento de Policía, nuestro sistema de atención de salud mental, nuestra sociedad, y yo. Debo disculparme con la familia Prude y con toda nuestra comunidad”, dijo la alcaldesa de Rochester, Lovely Warren, al anunciar esa medida.
Por su parte, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, pidió ayer que se concluya lo más rápido posible una investigación sobre el hecho lanzada por la fiscal general del estado, Letitia James, y que el Departamento de Policía de Rochester coopere plenamente con la pesquisa. “Anoche vi el video de la muerte de Daniel Prude en Rochester. Lo que vi fue profundamente perturbador y exijo respuestas”, manifestó Cuomo en un comunicado.
Este deceso tuvo lugar dos meses antes del fallecimiento del también afronorteamericano George Floyd, quien perdió la vida a finales de mayo pasado en Minneapolis, Minnesota, cuando un policía blanco se arrodilló varios minutos sobre su cuello mientras él decía que no podía respirar.
La muerte de Floyd generó una gran ola de protestas multitudinarias contra el racismo sistémico en la sociedad estadounidense, las cuales se revivieron la semana pasada en Kenosha, Wisconsin, luego de que un agente disparó siete veces por la espalda al hombre negro Jacob Blake, quien quedó parcialmente paralizado.
El abogado de la familia de Prude explicó que el caso no se había hecho público antes porque pasaron meses antes de que pudieran acceder a las imágenes de la policía.
Usuarios de las redes sociales se unieron a los pedidos de justicia en el caso y se refirieron a lo sucedido como otra muestra del racismo en la sociedad norteamericana.
Kristen Clarke, presidenta del Comité de Abogados por los Derechos Civiles en Virtud de la Ley, escribió en Twitter varias ideas sobre lo que muestra este caso, entre ellas que la policía no puede manejar llamadas por problemas de salud mental y que los hombres negros se consideran amenazantes, incluso cuando están desnudos y esposados.
Washington, 4 de septiembre 2020.
Crónica Digital / Prensa Latina.