Pese a la pandemia de la Covid-19, miles de personas salieron las calles de esa urbe de Minnesota, un día después que trascendiera en un dramático video que se hizo viral en Internet cómo un policía blanco presionaba con una de sus rodillas el cuello de Floyd y este, casi en la agonía, pedía auxilio y decía: ‘No puedo respirar’.
Tal frase devino de inmediato en el principal cántico de los manifestantes en esta nueva oleada de indignación por un crimen que tiene aquí una extensa lista de antecedentes.
Las mayores protestas tuvieron lugar la víspera en Minneapolis, donde los grupos de personas irrumpieron en una comisaría, mientras en Nueva York fueron arrestadas al menos 40 personas.
El diario The Hill reseñó que casi un centenar de manifestantes se enfrentaron cara a cara con la policía en Union Square, desafiando la prohibición de celebrar reuniones debido a la Covid-19.
En Ohio, las fuerzas del orden utilizaron gas pimienta en grandes multitudes y en Louisville, Kentucky, una concentración terminó con disparos y siete personas heridas.
‘Ser negro en Estados Unidos no debería ser una sentencia de muerte’, afirmó el alcalde de Minneapolis, Jacob Frey, al hablar sobre el asesinato de Floyd.
‘Durante cinco minutos, vimos como un oficial blanco presionó su rodilla contra el cuello de un hombre negro. Durante cinco minutos. Cuando escuchas a alguien pidiendo ayuda, se supone que debes ayudar. Este oficial falló en el sentido humano más básico’, dijo.
Mientras Frey hizo un llamado a la paz y admitió que el estallido de protestas en Minneapolis ‘es el resultado de tanta ira y tristeza acumulada’ por todo lo que ha vivido la comunidad negra, el presidente Donald Trump tildó de ‘matones’ a los manifestantes.
Entretanto, las voces de condena se expanden. La alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, mostró su consternación por ‘tener que añadir el nombre de George Floyd al de Breonna Taylor, Eric Garner, Michael Brown y muchos otros afroamericanos desarmados que han muerto a manos de la policía durante los últimos años’.
Bridgett Floyd, hermana de la víctima, exigió que los cuatro policías involucrados en el arresto fueran acusados de asesinato, pero en Estados Unidos hay también otra enfermedad endémica para casos como estos: la impunidad.
Washington, 29 mayo 2020
Crónica Digital/PL