La guardia combativa de los distritos militares rusos de Occidente y del Sur debió movilizar a los referidos cazas para seguir el movimiento de los mencionados bombardeos norteamericanos, que partieron de una base aérea en Dakota del Sur, según reconoció el Pentágono.
Medios de prensa destacan que los B-1B, introducidos desde 1986 en la fuerza aérea estadounidense, con autonomía de 11 mil kilómetros y un techo máximo de vuelo de 18, sobrevolaron varios países europeos antes de llegar al mar Báltico y al mar Negro.
De acuerdo con las normas internacionales, en ambos casos los aparatos rusos se acercaron a una distancia segura a los bombarderos estadounidenses, tras lo cual estos cambiaron el rumbo de su recorrido.
Los cazas de la Fuerza Aeroespacial de esta nación regresaron a sus bases permanentes, luego de cumplir su misión, sin complicaciones, aclaró un comunicado del referido ministerio.
Con anterioridad, bombarderos supersónicos rusos TU-22M sobrevolaron aguas del mar Negro.
En esta semana, el ministerio ruso de Defensa debió aclarar que en ningún momento violó procedimientos, cuando una pareja de los modernos cazas SU-35 invitaron a cambiar de rumbo a un avión de espionaje norteamericano P-8 Poseidon, cuando volaba sobre el mar Báltico.
La parte estadounidense llegó, incluso, a emitir una queja por un supuesto vuelo peligroso de los aviones de combate rusos en el mencionado incidente.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte incrementó los sobrevuelos de áreas cercanas a la frontera rusa en el mar Báltico, cerca del enclave occidental de Kaliningrado, y en el mar Negro, a lo largo de la costa de la península de Crimea.
El vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, reiteró los llamados de su país para que Estados Unidos ponga fin a tales maniobras de su aviación de combate y de inteligencia, lo cual crea una tensión adicional a las relaciones entre ambas naciones, acotó.
Moscú, 29 de mayo 2020
Crónica Digital/PL