No obstante, las clases seguirán suspendidas hasta nuevo aviso y la producción se reanudará gradualmente en zonas de bajo riesgo sanitario.
En Wuhan -de 11 millones de habitantes y en cuarentena total desde el 23 de enero último- estalló la epidemia de la Covid-19 en diciembre y se mantiene como la región más afectada de China.
Durante el peor momento de la crisis la ciudad completa quedó enclaustrada y se movilizaron hacia allí más de 42 mil médicos, fondos y grandes lotes de recursos materiales desde todas partes del estado asiático.
Ahora abre sus fronteras luego de varios días consecutivos libres o con pocos contagios de Covid-19 que permitieron poco a poco a los residentes de las vecindades declaradas libres de infecciones, salir por grupos y en distintos horarios a realizar actividades personales dentro de esos lugares.
En las últimas semanas también muchos negocios reanudaron sus actividades y el transporte público volvió a operar.
No obstante, ni el Gobierno central y ni el provincial se confían en el progreso porque sigue elevado el riesgo de infecciones masivas precisamente por el fin del aislamiento en las comunidades y en toda Wuhan.
Las autoridades prestan mayor atención a los pacientes de las llamadas clínicas de fiebre, quienes llegan desde el exterior y los asintomáticos, porque sí son capaces de transmitir la afección respiratoria.
Hubei dijo que mantendrá el máximo nivel de emergencia sanitaria y urgió a la población evitar viajes innecesarios hacia el resto del país porque el mecanismo de prevención y control sigue en fase crítica.
Otras provincias se preparan ante la llegada de residentes de Wuhan y, por ejemplo Zhejiang, anunció que les realizará pruebas de ácido nucleído y les entregará un código verde de salud solo si dan negativo.
Beijing, 8 abril 2020
Crónica Digital/PL