En una reunión celebrada el 9 de julio, el nuevo jefe del Ejecutivo central, Pedro Sánchez, y el presidente catalán, el separatista Quim Torra, acordaron reactivar la llamada Comisión Bilateral Estado-Generalitat (autogobierno catalán).
Pese a sus posturas contrapuestas sobre una eventual escisión de esa próspera comunidad autónoma nororiental de 7,5 millones de habitantes, Sánchez y Torra escenificaron con ese encuentro la voluntad de avanzar en la resolución de la grave crisis institucional.
La de entonces fue la primera cita formal entre ambos líderes, que asumieron recientemente sus respectivos cargos.
Tuvo lugar, además, tras años de distanciamiento entre Madrid y Barcelona, un nexo que alcanzó su punto álgido en octubre de 2017, cuando Rajoy intervino las instituciones catalanas tras la declaración unilateral de independencia aprobada por el parlamento regional.
Frente a las críticas de la derecha, el mandatario socialdemócrata defendió hace dos semanas la reanudación del diálogo con las autoridades secesionistas de Cataluña.
Dialogar no es ceder, es hacer política, indicó el también líder del Partido Socialista ante el Congreso de los Diputados, donde expuso el programa de su administración hasta 2020, luego de asumir el poder el 1 de junio gracias a una moción de censura contra Rajoy.
Sánchez respondió así a los duros reproches del conservador Partido Popular de su antecesor y de los liberales de Ciudadanos, a los que acusó de alimentar la confrontación con la rica comunidad autónoma, que en octubre intentó separarse de España.
En esa línea subrayó que la puesta en marcha de la Comisión Bilateral es un primer paso y su labor será fundamental para reconstruir la confianza perdida.
‘Que se pueda dialogar sin cortapisas no es mérito del Gobierno, sino de la Constitución’, aclaró el jefe del Ejecutivo, quien insistió en su disposición a entablar una relación franca con Cataluña para afrontar la peor crisis institucional en décadas.
Hay alternativas políticas dignas se ser exploradas, máxime teniendo en cuenta la fractura social creada en esa región, enfatizó.
‘Recuperar la normalidad institucional no será la meta, sino la salida de una solución política para Cataluña’, y a esa meta se llegará tras una carrera de fondo que no será fácil y exigirá templanza, sentido de Estado y generosidad por parte de todos, reconoció.
Aunque valoró el cambio de actitud del nuevo gobierno español, el presidente catalán ratificó el anhelo de esa autonomía de avanzar hacia la creación de un Estado independiente.
Crónica Digital /PL