El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, juró su segundo mandato en la Casa Blanca y ahora, menos presionado por una reelección, podría dedicarse a saldar aquellas promesas de campaña de 2008 aún incumplidas.
De acuerdo con la página digital PolitiFact, el gobernante demócrata no respondió a los compromisos de mayor perfil de su agenda de gobierno, pese a recibir buenas calificaciones en áreas como salud y educación.
Por lo tanto, a partir de este momento podría centrarse en satisfacer las demandas de algunas minorías, cuyos votos fueron decisivos para ganar sus aspiraciones presidenciales tanto tanto hace cuatro años como en 2012.
Sin embargo, el camino que se le augura tampoco será fácil, pues se avizoran complicados debates en el Capitolio.
Obama choca con desafíos económicos, un alto desempleo y las batallas en el Congreso sobre el techo de la deuda, así como otros problemas fiscales.
Además, tiene ante sí la caja de Pandora de la ley para el control de armas, un tema que cobró relevancia a partir de la matanza de 26 personas, de ellas 20 niños, en una escuela primaria de Connecticut el 14 de diciembre.
PALABRAS MÁS QUE HECHOS
Tampoco pudo introducir -y este es un reclamo fuerte de los hispanos- una reforma integral de inmigración, aunque dijo que iba a hacerlo en el primer año de su llegada a la mansión ejecutiva. Esta
“fue una promesa rota”, añadió el texto.
Obama hizo echar en las urnas el voto hispano en 2008 con el ofrecimiento de resolver la situación de los 11 millones de indocumentados que actualmente residen en esa nación.
Pero con la prioridad la llamada reforma sanitaria (conocida como
Obamacare) retrasó una iniciativa que luego no pudo prosperar cuando 2011 arrancó con mayoría republicana en la Cámara de Representantes.
Para “maquillar” un tanto este asunto, Obama aprobó una orden que deja sin efecto la expulsión de jóvenes inmigrantes, algo distante de lo prometido.
Entretanto, el equipo de gobierno asegura que el presidente evitó una mayor catástrofe económica y que las medidas de salvamento a favor de la industria, en particular la automovilística, han permitido impulsar la recuperación.
Una recuperación que para analistas es mucho más lenta de lo previsto, con tres millones de parados más de los existentes hace cuatro años y una deuda nacional cinco billones de dólares superior.
Precisamente, la tasa de desempleo aumentó en diciembre en 16 estados de la Unión, pese a las señales de una mejoría gradual del mercado laboral estadounidense, advirtió el Departamento de Trabajo.
El informe de la dependencia gubernamental precisó que estos índices
se redujeron en menos de la mitad de los estados el último mes del año (22), mientras otros 12 territorios se mantuvieron sin cambios.
La tasa nacional de desempleo permanece en 7,8 por ciento, destacó un reporte, citado por la cadena de noticias Fox.
Nevada, Rhode Island y California clasifican entre los que tienen números más negativos respecto a este indicador.
La publicación de estas cifras coincide con un nuevo sondeo del diario The New York Times y la televisora CBS, el cual reflejó que la popularidad de Obama fue afectada por su manejo de la economía.
De acuerdo con el tanteo de opinión, el 49 por ciento de las personas consultadas desaprobó la forma en que el mandatario demócrata manejó la situación económica y el 46 por ciento descalificó su labor.
LA CASA BLANCA OTRA VEZ
Comparativamente, Obama inició su segundo periodo en la Casa Blanca
con un índice de aprobación similar al logrado por el presidente George W. Bush, pero inferior al 60 por ciento del demócrata William Clinton (enero de 1997) y al 62 del republicano Ronald Reagan (enero de 1985).
Según los sondeos, ocho de cada 10 demócratas aprueba su desempeño e igual proporción de republicanos lo desaprueba, mientras los independientes se mostraron divididos.
El actual presidente ganó el 6 de noviembre con 93 por ciento del voto negro, 73 por ciento del voto asiático, 75 por ciento del latino y el 39 de los blancos no hispanos.
En su primer mandato estuvo al frente de una nación polarizada y en gran parte un Congreso disfuncional que no modificará su postura.
La Cámara de Representantes es controlada por los republicanos desde las elecciones de medio término de 2010, por lo que Obama tuvo que depender de la negociación. En otros casos, el Legislativo mató sus iniciativas a través de la inacción.
Para esta segunda administración, el mandatario número 44 lidiará también con otros retos como el no haber eliminado el centro de detención estadounidense ubicado en el territorio ocupado de
Guantánamo, al este de Cuba, y el poco avance en la lucha contra el
calentamiento global.
Además, los estadounidenses, quienes han expresado su rechazo a la política belicista en el Medio Oriente, así como a los elevados gastos militares, merecen un país que resuelva los conflictos por la vía de la paz, según afirmó el propio Obama en su discurso de investidura.
El pasado 21 de enero, Obama recibió otra vez la banda presidencial; sin embargo, la jornada fue menos festiva. Reportes de prensa aseguraron que asistieron apenas unas 700 mil personas a la ceremonia.
Una cantidad muy inferior a los más de millón y medio que, movidos por la novedad del primer afroamericano a la Oficina Oval y el resorte del Yes we can, acompañaron a Obama en su toma de posesión en enero de 2009.
Por Deisy Francis Mexidor Prensa Latina.
Santiago de Chile 27 de enero 2013
Crónica Digital