La Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas (CDH), con sede en esta ciudad suiza, ha sido plataforma de la delegación norteamericana para dar loas a la política exterior de la administración del presidente George W. Bush.
Según la representación de Washington, el mundo no sólo hoy es más seguro tras las guerras de Afganistán e Iraq, sino que los cambios en varios países, en particular varias ex repúblicas soviéticas, resultan fruto de la cruzada antiterrorista de la Casa Blanca.
Pero el discurso de los delegados estadounidenses resultó incongruente con la afirmación de la diplomática cubana Claudia Pérez Álvarez, quien denunció en la CDH el reforzamiento del cerco a la isla.
Según la denuncia de La Habana, la Casa Blanca dedica cinco veces más agentes a perseguir las violaciones al bloqueo contra Cuba que los destinados a rastrear las finanzas a la red Al Quaeda, a la cual Washington responsabiliza por los atentados del 11 de septiembre del 2001.
La delegada graficó esa situación como “absurda”, y recordó que ese mismo calificativo fue adjuntado por senadores y representantes estadounidenses.
Ella se refirió a pronunciamientos de legisladores norteamericanos, quienes instaron a la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento de Estado a cambiar sus prioridades, que incluyen la persecución de los negocios de la mayor de las Antillas con terceros países.
Cuba ha denunciado las restricciones impuestas por la administración Bush respecto a las visitas y remesas familiares desde la Unión hacia la pequeña nación caribeña.
Las últimas medidas decididas por la Casa Blanca ponen en situación desigual a los cubanos residentes en Estados Unidos frente a otras nacionalidades, en cuanto al derecho a visitar o enviar ahorros a su país de origen.
Mexicanos, salvadoreños, colombianos, entre otros, resultan privilegiados, por lo cual los cubanos-americanos quedan como ciudadanos de segunda, según quienes se oponen a tales disposiciones.
Otro tanto ocurre a los propios ciudadanos estadounidenses, impedidos por las leyes del bloqueo a visitar a Cuba, la cual pudiera ser, y lo fue, un destino natural para los turistas de la potencia norteña.
“El gobierno de Estados Unidos pretende destruir por cualquier vía el sistema político, económico y social establecido por los cubanos”, aseguró ante el plenario de la CDH Pérez Álvarez, lo cual motivó el retiro del representante de Washington de su escaño.
A pesar del protagonismo mediático, el diferendo entre Washington y La Habana no es el único que ha marcado el reiniciado 61 período de sesiones de la CDH.
Son muchos los puntos de desencuentro refrendados en el Palacio de las Naciones de Ginebra, lo cual pone en entredicho la efectividad de esta dependencia mundial.
Para muchos países representados aquí, entre miembros de la Comisión y observadores, lo cual incluye a buena parte de las naciones integradas a la ONU, este foro adolece, desde perspectivas enfrentadas o compartidas, de limitantes que justifican el cambio.
Por: Orlando Oramas León, enviado especial PL.
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