Pronto a terminar el gobierno del Presidente Piñera, y pese a sus reiterados intentos por desplazar el eje político nacional hacia la derecha, despolitizando el debate público y redefiniendo políticas gubernamentales, la ciudadanía se ha manifestado por un cambio de dirección.
Así lo señala en su presentación el último número del Barómetro de Equidad, que acaba de salir a circulación.
Indica que “políticamente, el Presidente Piñera no solo no fue capaz de traspasarle el mando a la candidata de su coalición, sino que debilitó esa candidatura, al tiempo que se distanciaba -e incluso antagonizaba- cada vez más con los partidos de la Alianza”.
Por otra parte, añade, los resultados de la elección presidencial y parlamentaria pusieron en cuestión la estrategia piñerista de refundar la derecha, creando una nueva bajo su liderazgo. La inhabilitación de la candidatura del ex ministro Luciano Cruz-Coke y la elección senatorial de José Manuel Ossandón y Andrés Allamand -particularmente la de este último, portador de una tesis diferente a la del Presidente respecto a la refundación de la derecha- ejemplifican las dificultades de la estrategia presidencial. Si a esto se le suma el distanciamiento de la UDI, producto del débil apoyo de La Moneda a la candidatura aliancista, el diseño inicial de Piñera deberá reformularse profundamente.
Sin embargo, los expertos precisan que sería un error concluir que su derrota política resume la totalidad de su gestión. Las principales realizaciones del Gobierno se evidenciaron de mejor forma en la reversión de las políticas de las administraciones concertacionistas orientadas al reconocimiento por parte del Estado de derechos económicos y sociales, las que fueron redefinidas como contraprestaciones a cambio de una amplia gama de bonos. Piñera profundizó el rol subsidiario del Estado y redefinió su acción externalizando servicios a proveedores privados, incluso en materia de fiscalización, como en el caso de las políticas habitacionales. A pesar de las movilizaciones estudiantiles, en educación superior no se modificaron los parámetros centrales del esquema neoliberal, subsidiando principalmente la demanda. Los derechos de las mujeres se vieron reemplazados por programas orientados a su habilitación laboral y los temas de género fueron ubicados al interior del tradicional esquema de la familia patriarcal.
En la misma línea, vetó la ley de TV digital y el nuevo reglamento de consulta indígena, que margina a los pueblos originarios de las evaluaciones de impacto ambiental, son otros ejemplos de cómo el Ejecutivo ha favorecido al sector empresarial en desmedro de los intereses colectivos.
Nuevas formas de asociatividad política
Según indican los analistas del Barómetro de Política y Equidad, el gobierno de Piñera expandió los mecanismos de mercado y las posibilidades de incremento del lucro y rentas privadas. Impulsado por el consumo, gracias a generosos créditos, el país observó positivas tasas de crecimiento del producto, así como un aumento del empleo.
“Con todo -dicen- su administración dejará al país con un balance estructural deficitario y un restrictivo presupuesto para 2014 que podría desacelerar aún más la economía. Las reformas y los problemas que enfrenta el país en el campo de la salud y la previsión siguen pendientes. Las bajas pensiones que genera el sistema de AFP así como los cuestionamientos que recibe el sistema de ISAPRES, unido a un descontento creciente en la población afiliada a ese sistema, exigen reformas significativas. En el área habitacional ha aumentado el déficit y se ha reducido la magnitud de los programas de mejoramiento de barrios; la situación del stock de vivienda social ha continuado deteriorándose”.
Advierten que “su diagnóstico inicial de la democracia chilena como envejecida y sin vigor, no sufrió cambios significativos durante su gestión. La alta abstención en la elección presidencial recién pasada (51%) es prueba elocuente de su falta de acción en estas materias. Sus intentos de modificación del binominal y nueva ley de partidos políticos no llegaron a puerto y la oferta política se mantuvo estancada”.
En este último período, indican que ha sido posible apreciar nuevas formas ciudadanas de interés y asociatividad, al margen de las estructuras partidarias e institucionales. Así, junto a las nueve candidaturas presidenciales se observó la creación de nuevas organizaciones o asociaciones con manifiesto interés público: Marca tu Voto, Ciudadano Inteligente, Educación 2000, Iguales -que siguió al MOVILH-, Evópolis, Horizontal, Espacio Público, Izquierda Autónoma, Chile Ciudadano, Fuerza Pública, Nodo XXI, Revolución Democrática, además del ya creado Partido Progresista, muestran una recuperación del interés político, particularmente en las nuevas generaciones. Por su parte, la exitosa postulación de destacados dirigentes estudiantiles y regionales al Congreso revela la capacidad de cooptación de las instituciones políticas, las que criticadas acerbamente aún desempeñan un papel clave en la política nacional.
La conmemoración de los cuarenta años del golpe de Estado y el aniversario del triunfo del NO en el plebiscito de octubre de 1988 desataron a su vez una inesperada explosión de memoria colectiva, delineándose una nueva configuración socio-cultural mayoritariamente condenatoria de las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la dictadura.
Los analistas del Barómetro de Equidad concluyen que a pesar de los reiterados intentos del gobierno de Piñera por desplazar el eje político nacional hacia la derecha, despolitizando el debate público y redefiniendo políticas gubernamentales, la ciudadanía ha decidido cambiar el rumbo, retomando y profundizando la senda perdida.
Santiago de Chile, 13 de diciembre 2013
Crónica Digital