En la memoria de Argentina ha quedado guardada para siempre lo que se conoció como “La Noche de los Lápices”, uno de los muchos crímenes de lesa humanidad cometidos por los genocidas en la última dictadura militar argentina (1976-1983), que fue perpetrado por agentes policiales y del Batallón 601 de Ejército.
Desde la ciudad bonaerense de La Plata, donde transcurrió este triste pasaje, hasta la capital argentina y otras provincias, en las escuelas, calles y plazas se rindió honor a los 10 jóvenes y adolescentes de entre 16 y 18 años que el 16 de septiembre de 1976 fueron secuestrados y torturados por su participación en movilizaciones por boleto estudiantil gratuito.
Algunos sobrevivieron, como Pablo Díaz, quien hizo público este hecho en los juicios a las Juntas Militares. Los cuerpos de otros seis permanecen desaparecidos, los cuales integraba la Unión de Estudiantes Secundarios (UES): María Claudia Falcone, María Clara Ciocchini, Claudio de Acha, Francisco López Muntaner, Horacio Ungaro y Daniel Racero.
El operativo de secuestro fue bautizado por un comisario de la Provincia de Buenos Aires, comandada por Ramón Camps, como “La Noche de los Lápices”. La historia fue recogida en la aclamada película “La Noche de los Lápices”, dirigida por Héctor Olivera y presentada en 1986.
Han transcurrido 45 años y los homenajes se multiplicaron, en el contexto de que cada 16 de septiembre, desde 2006, se conmemora el Día Nacional de los Derechos del Estudiante Secundario.
Uno de los actos fue en el sitio donde funcionó el centro clandestino de detención que fue conocido como Pozo de Banfield. El diario “Página 12” consignó que Pablo Díaz llegó a ese lugar, donde estuvo secuestrado con sus compañeros de militancia estudiantil secundaria. “En este maldito lugar los asesinaron y en este bendito lugar los traemos con vida”, dijo. Lo acompañaban, entre otros, los hermanos de Horacio Ungaro y Francisco López Muntaner.
En el acto, participaron también el Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti; el Subsecretario de Derechos Humanos bonaerense, Matías Moreno; y el Ministro de Justicia provincial, Julio Alak. Junto con ellos, la Abuela de Plaza de Mayo Delia Giovanola y su nieto Diego Martín Ogando, nacido en ese centro clandestino de detención, tortura y exterminio (CCDTyE).
En la red social Twitter, con la etiqueta #Lanochedeloslapices, se recordó esta fecha con una frase contundente: los lápices siguen escribiendo.
En un mensaje en ese espacio en Internet, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos recordó el caso. Por su parte, la legisladora nacional Ayelen Spósito recordó este aniversario y manifestó que “reivindicamos su lucha y su compromiso, el símbolo de una juventud comprometida día a día”, en tanto el diputado Leopoldo Moreau llamó a no olvidar que el odio es la antesala de la violencia. A los mensajes se sumaron instituciones, tales como la Universidad de Buenos Aires.
Con información de la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina.
Buenos Aires, 19 de septiembre 2021.
Crónica Digital.