El comienzo del mes de agosto dio paso a la realización de nuestra primera Conferencia Nacional tras el XXV Congreso del Partido. Más de trescientos dirigentes comunistas, procedentes de todo el país y el extranjero, discutieron en profundidad la manera cómo enfrentar este momento político, teniendo como preocupación central los intereses de las trabajadoras y los trabajadores.
Un documento base, discutido y aprobado previamente por el Comité Central, enfocó la discusión en cuatro puntos principales: La política de alianzas, el movimiento social y nuestra incidencia en él, los procesos electorales venideros (en 2020 y 2021) y sin duda, el necesario fortalecimiento de nuestra fuerza propia, vale decir el Partido como tal y su necesario robustecimiento para cumplir con los desafíos planteados.
Se concluyó que una política de alianzas debe apuntar más allá de un único objetivo electoral y que es obligatorio discutir ideas programáticas que le den sustento. Un programa está orientado por un diagnóstico de la situación y es así como el documento base incluye un capítulo llamado “Nuevo modelo de desarrollo para Chile” que busca superar el modelo neoliberal implantado por la dictadura.
Se discutió en profundidad las diferentes expresiones que tiene el movimiento social y nuestra inserción e incidencia en él, particularmente el movimiento sindical, el movimiento feminista y el movimiento juvenil. Y desde luego, las capacidades que debe tener el Partido, para ser un factor importante en la configuración del nuevo cuadro político, el cual tendrá una expresión de síntesis en las futuras elecciones municipales y de gobiernos regionales, y posteriormente en las elecciones parlamentarias y presidenciales.
Fue una discusión franca y fraterna, se intercambiaron visiones y experiencias desde una perspectiva de generación de un colectivo más homogéneo para enfrentar los retos del presente. Tampoco la situación internacional escapó al análisis de los conferenciantes, más aún cuando durante su desarrollo se produjo el atentado contra el presidente Maduro de Venezuela y con esto la nítida evidencia de la escalada reaccionaria en nuestro continente y el afán de injerir en los asuntos internos de nuestros países por parte del imperialismo.
Enfrentamos un cuadro donde la derecha gobernante busca provocar ajustes al Estado para proyectar su dominio representativo del gran capital nacional y las transnacionales y en que muchos nostálgicos del pasado, que hoy no son gobierno, pretenden reeditar alianzas que tuvieron éxito hace un par de décadas y acudiendo a un maloliente anticomunismo, se niegan a jugar un claro rol. En este terreno reafirmamos nuestro firme propósito que, más allá de las dificultades del presente, nuestra voluntad inequívoca es construir una alianza que vaya desde el centro (la DC) e incluya a todos los partidos de la ex Nueva Mayoría, pase por el Frente Amplio y llegue hasta nosotros los comunistas.
Sin duda fue un evento partidario por el cual debemos sentir legítima satisfacción, pero que también nos deja tareas difíciles a resolver, partiendo por superar las deficiencias del accionar partidario, muchas veces derivados de conflictos sin una clara raíz política. Pero más allá de los desafíos del momento, la convicción de quienes participamos en la Conferencia es que de nuestro trabajo y por extensión del conjunto del Partido, depende en grado significativo revertir la situación positivamente en favor del pueblo de Chile que vayamos generando desde ya, de manera unitaria y con el mundo sindical, social y político.
El autor es Encargado Nacional de Organización del Partido Comunista de Chile.
Santiago de Chile, 17 de agosto 2018
Crónica Digital