Un fuerte ajuste, el desfinanciamiento de la educación y la salud, los despidos y la interrupción de la obra pública marcaron el primer año del presidente argentino, Javier Milei, cuyas medidas fueron rechazadas durante manifestaciones.
Pese a protocolos antiprotestas, miles de ciudadanos se movilizaron en múltiples oportunidades para reclamar el cese de acciones contra los jubilados, trabajadores, estudiantes e integrantes de sectores vulnerables.
Además, rechazaron el cierre de instituciones, la privatización de empresas públicas y una política exterior que dejó de lado la defensa del derecho soberano de Argentina sobre las Islas Malvinas.
Según el Centro de Economía Política de este país (CEPA), desde la asunción del líder de La Libertad Avanza, se llevaron adelante profundas transformaciones que afectaron la realidad cotidiana de todos los argentinos.
El gobierno aplicó un muy fuerte ajuste ortodoxo para ordenar algunas variables macroeconómicas con un costo social elevado.
La subida del tipo de cambio, de 118 por ciento, la desregulación de sectores de la economía y el incremento significativo de las tarifas de servicios públicos tuvieron un impacto en precios que implicó una reducción sensible de los ingresos en términos reales, señala un informe de esa entidad.
Por otra parte, desde noviembre de 2023 hasta agosto de 2024 se perdieron más de 261 mil puestos Laborales, según la Superintendencia de Riesgos del Trabajo.
El poder adquisitivo de los salarios sufrió una fuerte caída y la política previsional adoptada tuvo distintos aspectos, todos con carácter regresivo, apunta el organismo.
Al ajuste en los haberes, se sumó la eliminación de los medicamentos gratis para una parte de los afiliados al Programa de Atención Médica Integral.
Además, durante el año transcurrido se produjeron las renuncias o despidos de varios funcionarios, entre ellos, la ministra de Relaciones Exteriores Diana Mondino, el de Salud Mario Russo y el secretario de Energía Eduardo Rodríguez.
Asimismo, desde la campaña electoral, en la que Milei apareció con una motosierra y un león como símbolos, el ahora mandatario anunció su oposición a todo lo relacionado con el kirchnerismo, la justicia social, la educación y las políticas culturales.
El cierre de la agencia de noticias Télam, el cambio de nombre del Salón de las Mujeres de la Casa Rosada, el desmantelamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales y el de Asuntos Indígenas, fueron solo algunas de sus medidas.
Se abrió también un proceso revisionista y negacionista de la historia y el jefe de Estado expresó en varias oportunidades su admiración por la exprimera ministra británica Margaret Thatcher.
Respaldado por un ejército de troles que difunde falsedades y ataca en redes sociales a todo opositor, Milei impulsa una batalla en el plano cultural contra los valores vinculados al peronismo, los movimientos progresistas y de izquierda.
Un ejemplo de ello fue llamar Palacio Libertad al Centro Cultural Kirchner y la celebración en él del III Encuentro Regional del Foro Madrid, en el que agrupaciones ultraderechistas reafirmaron su voluntad de “pelear por la defensa de Occidente frente al marxismo cultural destructivo y la ingeniería social totalitaria”.
Por otra parte, llama la atención el fortalecimiento de un discurso de odio y la violencia simbólica.
Buenos Aires, 11 de diciembre 2024
Crónica Digital/PL