El desarrollo del mundo digital, el cambio climático y las migraciones están creando nuevos desafíos para el mercado laboral, afirmaron hoy oradores en un foro organizado por la ONU en Chile sobre el futuro del trabajo.
- Fotos: cortesía de la CEPAL
Creamos modernas tecnologías, pero dejamos indemnes viejas murallas de exclusión e injusticia, señaló en la apertura del encuentro Paula Narváez, presidenta del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas (Ecosoc).
Añadió la funcionaria que es imperativo derribar las barreras que enfrentan las mujeres, los jóvenes, los trabajadores de mayor edad o con menos preparación, así como los migrantes, para entrar en el mundo del empleo con remuneraciones dignas y protección social.
La también embajadora de Chile ante la ONU invitó a los presentes en la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) a revisar las cifras actuales en esta materia.
Las tasas de desempleo mundial mantuvieron el año pasado su ciclo descendente hasta caer al 5,1 por ciento a nivel global, lo cual es igual a los registros anteriores a la pandemia, excepto en los países más pobres.
Sin embargo, puntualizó, los números cuentan una historia, pero la realidad vivida por quienes trabajan dice otra, porque las estadísticas no reflejan la falta sustancial de salarios dignos, ni el avance del mercado informal en todo el mundo.
La exigencia de nuevas habilidades ante las olas digitales, que incluyen la Inteligencia Artificial, y las barreras a los recién llegados puestas por los grandes monopolios, limitan la adopción tecnológica en los sectores menos competitivos y países pobres, dijo. De acuerdo con Narváez, no podemos dejar a nuestra especie al servicio de la innovación, sino utilizar estas herramientas para crear sociedades más justas y preparadas.
“Para fortalecer nuestra esperanza debemos aproximarnos a los avances tecnológicos con una mirada crítica y prudente, cuyo fin sea el cuidado global de la humanidad”, aseguró.
Mientras, el Canciller chileno, Alberto van Klaveren, recordó que el trabajo decente, con acceso a ingresos justos, seguridad y protección social emerge no sólo como un medio para reducir desigualdades, sino también para promover la inclusión.
En estos momentos, indicó, la centésima parte más rica del mundo aumenta sus ingresos en 27 puntos, en tanto el 50 por ciento más pobre apenas lo hizo en 12 unidades.
De aquí al 2030, cuando deben cumplirse los Objetivos de Desarrollo Sostenible, 190 millones de personas estarán desempleadas, 300 millones de trabajadores vivirán en la extrema pobreza y 2,78 millones morirán anualmente por accidentes o enfermedades laborales.
El ministro chileno de Relaciones Exteriores citó un informe del Foro Económico Mundial donde señala que la digitalización y automatización desplazarán 85 millones de empleos en el mundo.
No obstante, estas transformaciones, junto a transiciones sociales, ecológicas y digitales, también pueden generar nuevas fuentes de trabajo si se enfocan en políticas de Estado con perspectivas de derechos humanos y educación permanente.