Por Marcel Garcés
Chile y su pueblo, tuvo muchas razones para celebrar este lunes 4 de julio de 2022. El pueblo, los ciudadanos, abrieron una nueva etapa para Chile, que muestra el camino hacia una sociedad justa, anticipa un porvenir democrático, una institucionalidad paritaria, que respeta la soberanía de todos sus pueblos y ciudadanos, los derechos de todos sus compatriotas originarios y de la naturaleza.
El texto de Nueva Constitución entregado al país, como lo destacó el presidente Gabriel Boric “aborda muchas de las deudas de nuestro país con la gente”, y en sus 11 capítulos “aborda temas tan importantes para las personas y la democracia” como “los derechos y garantías para las personas, la organización de los poderes del Estado, la relación con la naturaleza y los mecanismos de participación”.
El mandatario, aclaró, frente a las tergiversaciones, mentiras y “fake news”, esgrimidas durante todo este año de elaboración del texto presentado a consideración de la ciudadanía, que el presenta “cambios y actualizaciones”, y también “hay muchos elementos de continuidad con nuestra tradición republicana”.
Resaltó también -en clara referencia a dichos, mentiras y falsificaciones de la demagogia de la Derecha-, que el documento reafirma “nuestros símbolos republicanos, la bandera, el escudo, el himno”, así como “las instituciones fundamentales y “la definición de Chile como territorio único e indivisible”.
No es posible ignorar el significado histórico de esta gesta.
Y no reconocer que este es el resultado de años de lucha política y social contra un orden injusto, patriarcal, oligárquico, dictatorial, racista y explotador que hizo crisis terminal.
Justo es reconocer rol detonante de los movimientos sociales, juveniles, estudiantiles, populares, feministas, medioambientalistas, de las diversidades sexuales, de la calle en toda su diversidad etárea, profesional, intelectual, que se dieron cita en la Plaza de la Dignidad, en las plazas, calles, poblaciones, centros laborales de todo el país, y que al país y sus estructuras, en todo el proceso de toma de conciencia colectiva de la necesidad de cambios estructurales, que le dieron una dinámica fundacional al movimiento que hizo eclosión en octubre de 20l9 y cambio el rostro al país, pero enraizado en una historia de décadas de maduración, a costa de sacrificios, muertes, represión, genocidios, de terror, de acumulación de fuerzas, voluntades, de generación de un pensamiento rupturista pero de creación de un proyecto de futuro, en el que también se produce el cambio político, el sueño , la esperanza de un Chile mejor.
El triunfo de la candidatura presidencial encarnada en Gabriel Boric y su coalición progresista, sin duda es parte de este proceso, que no todos, mucho menos la oligarquía pinochetista y algunos secuaces de última hora han podido percibir, y mucho menos aceptar, es parte de este proceso creador colectivo, que algunos pueden llamar refundacionista, pero que en realidad es revolucionario, profundamente democrático, liberador, y cuya necesidad es ineludible.
Son días históricos sin duda. Circunstancias decisivas, momentos de compromiso determinantes. Un triunfo de la voluntad democrática, que impulsó el proceso constituyente, boicoteado por la oligarquía derechista política y los clanes económicos.
Y que nadie tiene derecho a desvirtuar y mucho menos a manipular o tergiversar.
Esta es una coyuntura en que los sectores progresistas, democráticos, patrióticos, deben mostrar no solo una alegría legítima por el triunfo, sino una determinación de lucha, unitaria, creadora, permanente, un discurso de amplitud, de acogida.
Una vocación patriótica debe alimentar la acción política, social por el cambio y el respeto por la soberanía popular.
No hay un minuto que perder. Y no caben reticencias, subterfugios o excusas.
La etapa que se inicia y que tendrá un momento álgido, decisivo, el 4 de septiembre próximo, con el plebiscito de salida, donde la ciudadanía determinará si mantiene el objetivo del 80 por ciento del electorado que optó por el camino del cambio o si Derecha pinochetista logra doblegar esa voluntad mayoritaria frente al dilema del Apruebo o Rechazo.
La voz de orden es hoy, como dijo Boric, la “ir al debate sobre el contenido real del texto” elaborado por la Convencion Constituyente, y derrotarla “falsedades, distorsiones o interpretaciones catastrofistas ajenas a la realidad”.
Se trata de una tremenda y gran responsabilidad colectiva e individual, de un desafío, una tarea histórica.
De nosotros depende que los enemigos, que leyendo El Mercurio son muchos, poderosos, pero también intranquilos, inseguros. conspiradores y por lo mismo peligrosos, saquen las garras, como lo hicieron el 73, y desenterraron las armas de la conspiración, el Terrorismo de Estado, del odio, del genocidio.
Desde luego ya este martes 5 de julio iniciaron una nueva etapa de terrorismo informativo en El Mercurio, donde un articulista – Carlos Peña- pontifica y llama a deslegitimar el proyecto entregado a la consideración nacional, proponiendo lo que llama un “Gran Acuerdo Nacional”, con sede en el Legislativo, claramente contrario a la reforma, e insta a la generación de acuerdos, “renovando la discusión”- despreciando el proceso de la Convención, de una nueva Constitución trasladándolo a un ámbito donde predominen la Derecha y sus alidos; el Congreso Nacional,, “ para que el texto constitucional que se apruebe el 4 de septiembre, las reglas y principios que contiene, “sean ejecutables”.
En otras palabras, desconoce el texto aprobado tras un año de elaboración en la Convención, desconociendo su legitimidad democrática, y afirma que “el proceso constitucional apenas ha comenzado”, propuesta que será una nueva variable del “rechazo”, proclamado por la Derecha el iniciarse el proceso, o para imponer un “plan B”, el “rechazar para reformar”, la instalación de un poder constituyente integrado por “académicos”, “constitucionalistas”. “especialistas”- en realidad amanuenses designados a dedo por las elites oligárquicas, y simplemente desconocer la voluntad democrática y popular.
Una interrogante surge: el señor Carlos Peña, se resignará a pertenecer a ese grupo de especimenes con diploma de “especialistas”, y se contentará con aparecer, bien pagado claro, en el fango de los violentadores de la voluntad democrática de los ciudadanos del país.
Claramente, la oligarquía política y económica no se va a quedar tranquila cuando estima que sus intereses, sus ganancias usureras, o sus negociados, colusiones, sus capitales. sus corrupciones, corren peligro y ya sabemos, conocemos el rostro del fascismo acorralado.
Obviamente no se trata de un problema de actuar con instrumentos de represión policial, sino de la derrota política, de generar una mayoría contundente para que el proceso siga triunfante en el llamado “ Plebiscito de salida”, que sería el último obstáculo para sus pretensiones de desconocer la voluntad popular de cambios de la ciudadanía y desembozar el perfil de genocidas que les conocimos con el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y los 19 años de terrorismo dictatorial.
Pero lo que debe quedar claro que así como fuero0n derrotados por la resistencia democrática, en sus sueños fascistas de crear una sociedad hitleriana, a partir de 1973, hoy también deben ser derrotados en sus sueños de frustrar la voluntad democrática de los chilenos y de restablecer su poder totalitario en la sociedad, en la familia, en la cultura, en la vida de la juventud, de los trabajadores y sus derechos, en la explotación de la naturaleza, en los derechos igualitarios y democráticos de todos los sectores de la sociedad.
Hay mucho por hacer. Y la responsabilidad es actuar, dar a conocer el proyecto de la nueva constitución, movilizar a las organizaciones sociales, mantener firme el objetivo y el mensaje.
Como lo dijo el presidente Boric, el tema de hoy es la difusión, el conocimiento del proyecto de la nueva Constitución, que los ciudadanos conozcan hasta el detalle de su contenido.
¿Donde están las brigadas, los activistas que cada día deben estar en las calles, en los pasajes en las fabricas, en los muros, asi como en los medios de comunicacion de masas formales y elternativos, en todo el país, difundiendo las verdad de los contenidos de la Nueva Constitución, esto que nos convoca, y es el futuro de todos,
No podemos dejarle el campo libre a los que tergiversan, confunden, mienten descaradamente, falsifican el contenido del texto, buscan manipular deliberada y malignamente la conciencia de las personas.
No hay que dejarle el campo libre. No tienen el derecho de seguir engañando.
Debemos votar informados, es la consigna de hoy. Y luego, defender el triunfo, porque los planes de la derecha es atrincherarse y seguir el combate también después del 4 de septiembre.
No podemos pecar de ingenuos. La lucha continúa y la defensa de los derechos democráticos y su ampliación, también.
La consigna estratégica es ir a la creación colectiva de un Chile mejor.
¡El momento es ahora!
Por Marcel Garcés Muñoz
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 6 de julio 2022
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