“La izquierda italiana se recompone con una victoria en las grandes ciudades”, consignó el diario español “El País” al comentar los resultados de la primera vuelta de las elecciones municipales, lo que es particularmente significativo tomando en consideración la próxima elección del siguiente Presidente de la República. L a influencia de la derecha populista ha quedado severamente afectada, observó, y Roma “es el único gran municipio donde tiene alguna posibilidad de competir en segunda vuelta”.
El Partido Democrático (PD) se ha impuesto de forma clara y quedó en una fuerte posición frente a las elecciones generales de Italia.
La Agencia Informativa Prensa Latina consignó que en los recientes comicios “los candidatos a alcaldes apoyados por fuerzas políticas de centroizquierda (…) triunfaron en seis capitales provinciales o regionales” frente a tres apoyados por la derecha. Detalló que los aspirantes de la centroizquierda vencieron en la primera vuelta en Milán, Rímini, Salerno, Bolonia, Nápoles y Ravena, mientras la derecha logró la victoria en Novara, Pordenone y Grosseto.
En Roma, Turín, Trieste, Varese, Savona, Latina, Isernia, Caserta y Benevento habrá balotaje el 17 y 18 de octubre próximo.
La primera vuelta de las elecciones municipales, que se celebraron entre el domingo y el lunes pasados, mostraron, anotó diario “El País”, que el progresismo “ha logrado un notable resultado en este primer turno de los comicios locales”. La derecha y la extrema derecha experimentaron un fuerte retroceso, agrupados en una coalición que incluye a La Liga de Matteo Salvini, los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni y Forza Italia de Silvio Berlusconi.
El liderazgo de Enrico Letta en el Partido Democrático “sale reforzado y proyecta al partido en clave nacional, con las elecciones presidenciales dentro de medio año”, sostuvo “El País” en otra crónica. Los resultados, anotó, “muestran de forma inequívoca que (…) los italianos han optado por las fuerzas progresistas para la gestión de sus asuntos más cercanos”.
El actual secretario general del Partido, el profesor Enrico Letta, fue Primer Ministro de Italia por un breve período entre 2013 y 2014. Luego fue representante de la Región de Marcas en la Cámara de Diputados hasta su renuncia al cargo en 2015 para dedicarse a la actividad académica y la docencia.
Fue miembro de la Democracia Cristiana y se unió al Partido Democrático en su fundación en 1997. Al año siguiente, con 32 años, fue nombrado Ministro de Asuntos Europeos en el primer gobierno de Massimo D’Alema, quien fue cuadro dirigente del Partido Comunista y luego secretario general de los Demócratas de Izquierda, para luego transformarse en uno de los principales fundadores del Partido Democrático.
Luego de conocer la victoria de la centroizquierda en las recientes elecciones, Letta señaló: “Hemos demostrado que se puede vencer a la derecha”.
BITACORA DE LA UNIDAD
A lo largo de su breve historia, el Partido Democrático de Italia llegó a ser la segunda fuerza política del país, frente al avance que experimentaron las expresiones políticas de derecha y extrema derecha (o “derecha populista). Además, lograron ser el partido más grande del Viejo Continente por su número de afiliados. Es el resultado de la síntesis y la convergencia de procesos previos de renovación de expresiones políticas históricas de la izquierda y del cristianismo progresista.
La fundación del PD ocurrió el 14 de octubre de 2007, hace 14 años, a través de elecciones primarias para la elección del secretario general y su Asamblea Fundacional. Inicialmente, fue una colectividad heredera de “El Olivo”, una coalición de partidos progresistas que había nacido apenas dos años antes. Uno de sus miembros principales fue la colectividad llamada Demócratas de Izquierda, sucesora del Partido Democrático de la Izquierda, el que, a la vez, agrupó a parte significativa del antiguo Partido Comunista Italiano (PCI). También integraba “El Olivo” el partido llamado Democracia es Libertad – La Margarita, resultado de una fusión de corrientes progresistas de origen en la Democracia Cristiana (el Partido Popular Italiano, Los Demócratas y Renovación Italiana), y que logaron sumar asimismo a sectores liberales, republicanos, socialistas y verdes.
En rigor, Demócratas de Izquierda y Democracia es Libertad fueron producto de los intentos de reagrupamiento y renovación que experimentaron el Partido Comunista y la Democracia Cristiana en Italia, luego de las crisis que experimentaron –por razones diversas– a inicios de los 90. En el caso del PCI, un sector minoritario organizó el Partido de la Refundación Comunista, el cual se ha mantenido autónomo y con un bajísimo nivel de representación electoral. Por su parte, en la Democracia Cristiana un sector minoritario y de orientación conservadora creó la Unión de Centro, también con magros resultados electorales, mientras el grueso de la derecha democristiana terminó en Forza Italia.
A este respecto, es menester recordar que el PCI tuvo las puertas abiertas a los cristianos casi desde sus orígenes, influido por las proposiciones de su fundador Antonio Gramsci, lo que –entre otras cosas– significó una temprana convergencia con la Izquierda Cristiana de Italia. Además, sostuvo una política de alianzas amplias, que llegó a cristalizar en la idea del “compromiso histórico” con la Democracia Cristiana y todos los demócratas progresistas. Por su lado, en las filas democristianas existió una corriente identificada con el progresismo, uno de cuyos representantes más recordados fue Aldo Moro, y que estuvo disponible para la convergencia con la izquierda.
Aparte de Demócratas de Izquierda y Democracia es Libertad, el llamado a la unidad de la centroizquierda de Italia en torno al nuevo Partido Democrático fue acogido, además, por otros grupos políticos, tales como el Movimiento Republicano Europeo (social–liberalismo), Italia de Nuevo (centrista) y la Alianza Reformista (socialdemócrata). A ellos se sumaron grupos regionalistas como el Partido Demócrata del sur de Calabrese (socialcristiano) y el Proyecto Cerdeña (socialdemócrata). También se incorporaron colectivos ambientalistas.
Aunque miraron con simpatía el proceso de unidad, e incluso hicieron alianzas electorales, decidieron seguir un camino independiente los sectores del radicalismo, agrupados hoy en el partido Radicales Italianos, y el socialismo, el que hoy se expresa sobre todo en el Partido Socialista Democrático Italiano.
Según el “Manifiesto de los Valores”, aprobado por el Partido Democrático de Italia el 16 de febrero de 2008, “pretende contribuir a la construcción y consolidación, en Europa y en el mundo, de un amplio campo reformista y de centroizquierda”, agrupando y promoviendo la acción común de “las principales fuerzas socialistas, democráticas y progresistas”. De la misma forma, se reivindica heredero de la Constitución de la República de Italia, aprobada por la Asamblea Constituyente de 1947, y de la experiencia de la Resistencia Antifascista.
El Partido Democrático de Italia ha sostenido una política de profundización de los derechos sociales y los derechos civiles, lo que ha incluido propuestas como la Renta de la Inclusión Social; normas para el combate y prevención de la discriminación y la violencia por motivos de género, identidad sexual y discapacidad; el uso terapéutico del cannabis (y además con producción italiana); la asistencia social a las personas con discapacidades graves sin apoyo familiar; un subsidio mensual único universal para cada hija o hijo, hasta 21 años de edad; la legalización de la eutanasia; la licencia de paternidad obligatoria para la igualdad de roles en las familias y la igualdad salarial entre las mujeres y los hombres; la reducción a cero de los costos de la educación para las familias de ingresos medios–bajos; y la formación del personal policial y de salud en materias de género y derechos humanos.
Respalda una tributación progresiva “para garantizar equidad y justicia social”, en beneficio de quienes tienen ingresos medios–bajos; la eliminación del pago de los tributos sobre la primera vivienda (circunscribiéndolo a los propietarios de las viviendas de lujo); un Plan Industria 4.0 para promover el desarrollo tecnológico, la innovación y la digitalización de las empresas; la garantía de pensiones dignas y la protección frente al desempleo.
El Partido Democrático se define a sí mismo como un “partido ambientalista” y, por lo tanto, ha promovido una ley de delitos ecológicos (para establecer y sancionar ilícitos contra el medio ambiente) y el compromiso de enfrentar el cambio climático y optar por el desarrollo sostenible, para reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030 y cero emisiones en 2050, con un plan para la descarbonización del sistema energético.
En cuanto a la cultura, ha promovido iniciativas como un bono cultural de 500 euros para la totalidad de los jóvenes de dieciocho años, el que se puede gastar exclusivamente en libros, cine, museos o conciertos; una tarjeta electrónica de 500 euros para cada docente, para su actualización y formación; y un crédito fiscal para la protección del patrimonio cultural, el desarrollo de la cultura y el relanzamiento del turismo.
Poco después que Enrico Letta resolvió asumir como nuevo secretario general del Partido Democrático, en entrevista al diario “El País” a finales de abril pasado se refirió a la derrota que la colectividad había enfrentado en 2018 frente a la derecha: “Aquella fue la peor derrota de la historia de la izquierda italiana (…) Hay que reconstruirla desde la base de los valores, los programas y comportamientos internos basados en el respeto. Yo he empezado con la cuestión de género (…) Ello debe ser parte de la reconstrucción”.
“He vuelto porque hay un clima de reconstrucción en Italia. Un ambiente parecido al que me contaban mis abuelos sobre la época posterior a la Segunda Guerra Mundial. Un período donde debes estar. Es el momento en el que el país volverá a comenzar”, sentenció.
Por Víctor Osorio Reyes.
Santiago, 9 de octubre 2021.
Crónica Digital.