Como medio de comunicación, compartimos con ustedes esta columna escrita por Carlos Ernesto, poeta, cristiano y animalista. Estas líneas, son testimonio de una vida y un pensamiento en resistencia que se apaga, el jueves 10 de junio: quedarán sus versos, sus columnas agudas y lacerantes.
Por Carlos Ernesto Sánchez*
Soy malo para ver televisión, prefiero la radio, pero he quedado cautivado por la serie de canal 13 “ Los 80” Serie que trae a la memoria lo vivido y sufrido en dictadura cívico militar encabezada por el ladrón, y asesino Agusto Pinochet, con complicidad de muchos que hoy visten de demócratas.
El dolor de falta de libertad, persecución, los infiltrados en todas esferas de la vida nacional, están presente en escenas de la serie, y también el valor y generosidad de hombres y mujeres jóvenes pertenecientes al glorioso Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
Mis héroes, no son los presentados por la cultura del poder. Aquellos que se levantan en monumentos en los espacios públicos o sus nombres bautizan calles. Esos son falsificaciones de la historia oficial.
Mis héroes, son aquellos que han consagrado su vida al servicio y defensa del pueblo, en la galería del pueblo están ell@s Lafferte, Recabarren, Clotario Blest, varias mujeres luchadoras como Gladys Marín.
He tenido el honor de conocer a varios revolucionarios valientes, militantes del Frente, que no solo lucharon en contra de la dictadura, sino resistieron al caer detenidos, las torturas de los criminales de los servicios de seguridad del régimen
Lo que exhibe la serie “Los 80” no es fruto de la creatividad, sino la vivencia de un pueblo que sufrió mucho.
Los que atentaron en contra de Pinochet, en el intento de tiranicidio, deben pasar a la historia, con sus nombres plasmados en calles y monumentos para que las nuevas generaciones, conozcan el valor de los jóvenes de nuestro pueblo.
Un valor agregado, los actores y actrices que trabajan en la serie. Gente de reconocida militancia progresista y valientes luchadores por la libertad y respeto a los derechos humanos.
No olvidemos, la gente del arte y la cultura se jugó la vida, en contra de la dictadura.
Rindo homenaje a mi amigo Iván Miño, que cocinaba para llevar alimento a los compañeros encarcelados. Cuántas veces tuvimos que presenciar, como gendarmería botaba nuestra comida y nos humillaba al límite, antes de concretar la visita a nuestros amigos, compañeros y héroes.
La serie, ha traído a mi memoria a tantos compañeros desaparecidos o asesinados, a los cuales rindo homenaje.
Por ellos y su martirio, repudio a la derecha. No perdono su silencio y complicidad con la dictadura. El hoy Diputado Patricio Melero, en ese tiempo Alcalde designado en Pudahuel, una tarde, mientras hacía clases en una escuela del sector, envió a buscarme, y en su oficina, en presencia de un militar con uniforme, colocando un arma sobre el escritorio, dio 5 minutos para que abandonara el lugar, escuela incluida, porque yo era un peligro comunista.
Salí aterrorizado. No volví a mi mediagua en el Montijo, sino a un lugar de Iglesia.
Hoy, no solo rindo homenaje a los que no están, sino al poblador que hacía panfletos, que cruzaba cables electrificados en las calles, los que volaron torres, los que encendieron fogatas y se tomaron calles, los del sprint grafiteros. No olvido, a los curas y monjas que estaban a nuestro lado, y abrieron sus casas y templos para protegernos.
No dejo pasar un capítulo de los 80, y así capturó en mi memoria, el tiempo que en chile, la traición y felonía se hicieron presente de la mano de un cobarde, asesino y ladrón como Agusto Pinochet y sus colegas en la Junta Militar: seres repudiables de la misma calaña del dictador.
*Escritor
Crónica Digital
Santiago de Chile, 12 de junio 2021