Este informe se centró en nueve naciones, en donde prevalecen la violencia y los conflictos, y también analiza el impacto que tienen los ataques en los menores de edad.
Actualmente, expuso el estudio, se estima que unos 48 millones de personas necesitan servicios de agua potable y saneamiento en la República Centroafricana, Iraq, Libia, Palestina, Pakistán, Sudán, Siria, Ucrania y Yemen.
Por ello, Unicef abogó por la protección de los servicios de agua y saneamiento como un factor fundamental para garantizar la supervivencia de millones de niños en todo el mundo.
Las partes en conflicto, recalcó esa entidad de ONU, deben poner fin de inmediato a los ataques contra esos servicios, y cumplir con sus obligaciones de proteger a los menores.
Asimismo, instó a tomar medidas más firmes para exigir responsabilidades a los autores de esas agresiones.
Según destacó el director de programas de emergencia de Unicef, Manuel Fontaine, el acceso al agua es un medio de supervivencia que nunca debe utilizarse como táctica de guerra.
Cuando se detiene el flujo de ese líquido vital, recalcó, enfermedades como el cólera y la diarrea pueden propagarse como la pólvora, y a menudo con consecuencias fatales.
Los hospitales no pueden funcionar y las tasas de desnutrición y emaciación (adelgazamiento patológico) aumentan, indicó Fontaine citado por la web oficial de noticias de la ONU.
Además, alertó, a menudo los niños y las familias se ven obligados a salir en busca de agua y esto los expone, en particular a las niñas, a un mayor riesgo de sufrir daños y violencia.
Naciones Unidas, 25 de mayo 2021
Crónica Digital/PL