Por Armando Reyes Calderín
Esta capital amaneció hoy bloqueada como resultado de objetos y materiales que colocaron y quemaron manifestantes en avenidas principales, incluido el puente del Anillo que conecta este con oeste de la ciudad.
El Ejército desplegó efectivos y vehículos en lugares clave para contener una sublevación masiva que condenaba el alza del dólar a más de nueve mil libras libanesas por unidad en el mercado paralelo.
Esa tasa cambiaria convierte en casi nada el poder adquisitivo de 90 por ciento de los libaneses y hundió a más de 50 de cada 100 en el umbral de la pobreza y por debajo.
Un punto neurálgico en el tráfico capitalino, la rotonda de Cola, estuvo obstruido durante horas por una concentración de personas, en su mayoría jóvenes que gritaban consignas antigubernamentales.
‘Todos los libaneses tienen hambre’, dijo uno de los participantes a la televisora Al-Jadeed.
La manifestación concentraba su ira contra el alza del precio del pan y los productos lácteos.
El bloqueo de carreteras como táctica de protesta se reactivó en las últimas semanas ante la devaluación de 80 por ciento de la moneda nacional que originó una fuerte inflación en los bienes de consumo.
Según Steve Hanke, profesor de economía en la Universidad John Hopkins, la tasa inflacionaria anual de El Líbano llegó a 470 por ciento cuando la cotización del billete estadounidense superó las nueve mil libras por unidad.
La Administración Central de Estadísticas de El Líbano asegura que la inflación ronda el 56 por ciento, tomando como referencia mayo pasado.
El ministro de Economía, Raoul Nehme, ordenó elevar el precio del pan de mil 500 dos mil el paquete para ayudar a cubrir sus crecientes costos operativos en las panaderías.
‘Nuestras demandas son claras, queremos comer, queremos electricidad y agua’, expresó otro de los manifestantes en la intersección de Cola.
Y agregó, ‘somos musulmanes chiitas, sunitas y drusos, no importa la secta. Hacemos un llamado a todos para que salgan a las calles a la protesta sin importar su credo’, apuntó.
Otra manifestación se congregó en la barriada norteña capitalina de Jal al-Dib con similares consignas de protesta, mientras en la norteña ciudad de Jounieh los conductores de autobuses y taxis fueron al paro en demanda de recortes de impuestos.
Las intersecciones beirutíes en Corniche al-Mazraa y Qasqas también estuvieron cerradas al tránsito, al igual que las carreteras en los centros urbanos septentrionales de Trípoli y Halba.
Beirut, 2 julio 2020
Crónica Digital/PL