Para 48 por ciento que votó por permanecer dentro de la UE, será una fecha de luto, y lo demostrarán con una procesión prevista para esta tarde a lo largo de Whitehall, la avenida donde se ubica la mayoría de los edificios gubernamentales y la entrada a la residencia del primer ministro Boris Johnson, en Downing Street.
El gobernante conservador intentará conjurar la división latente en el país con un discurso programado para hoy a las 22:00 hora local, en el que intentará dar una nota optimista, aunque no triunfalista, con un llamamiento a la unidad de todos los británicos.
Lo más importante que hay que decir esta noche es que esto no es un final, sino un comienzo. Un momento de verdadera renovación y cambio, asegurará Johnson, según extractos de la alocución difundidos por su oficina.
Según el gobernante, la ruptura con la UE representa además ‘el amanecer de una nueva era’ para el Reino Unido.
Por su lado, el líder del opositor Partido Laborista, Jeremy Corbyn, alertó que el país se encuentra en una encrucijada, y la pregunta que todo el mundo se hace es cuál será el camino que tomará.
Podemos construir un Reino Unido realmente diverso, internacionalista y con mirada al futuro, o podemos retroceder y entregar nuestros principios, derechos y normas a cambio de garantizar acuerdos comerciales negociados a toda carrera y de un solo lado con Donald Trump y otros, advirtió.
Corbyn, quien dejará el cargo en abril próximo, también adelantó que los laboristas le pedirán cuentas al gobierno en cada paso que este dé, para garantizar que todo lo que sea negociado con la UE, Estados Unidos u otros países, incluya la protección de los puestos de trabajo y los derechos de los trabajadores y consumidores británicos.
Según lo estipulado por el Tratado de Retirada aprobado tanto por el Parlamento británico como por la Eurocámara, a partir de mañana iniciará un periodo de transición de 11 meses, durante el cual Londres y Bruselas tratarán de definir los términos de su nueva relación comercial.
Eso significa que hasta el 31 de diciembre próximo, muy poco cambiará para británicos y europeos.
El Reino Unido continuará pagando su membrecía a Bruselas, el libre movimiento de personas seguirá como hasta ahora, y las licencias de conducción todavía serán válidas a ambos lados del canal de La Mancha, al igual que las pólizas de seguro médico.
Los únicos indicios del divorcio serán las sillas vacías de los parlamentarios británicos en la Eurocámara, la ausencia de los representantes de Reino Unido en las cumbres europeas, y el cierre del departamento del Brexit creado por el gobierno para manejar la salida.
Londres también tiene previsto poner en circulación una moneda conmemorativa de 50 peniques con la leyenda ‘paz, prosperidad y amistad con todas las naciones’ grabada en una de sus caras, y cambiar el color del pasaporte británico, el cual volverá a ser de color azul, en lugar del rojo vino introducido en 1988.
Según la cadena BBC, otro cambio significativo que entrará en vigor el 1 de febrero será que las autoridades británicas ya no podrán solicitar a Alemania la extradición de algún sospechoso, pues las leyes germanas prohíben entregar a sus ciudadanos a países que no sean miembros de la UE.
Londres, 31 de enero 2020
Crónica Digital/PL