Por muy largo tiempo, se ha desconocido por quienes ejercen el poder económico y político del país, la verdadera situación que viven la mayoría de las familias; las y los trabajadores; nuestra juventud; y nuestros compatriotas de la tercera edad.
Es una situación que se arrastra por muchos años.
Hoy, el estallido social de multitudes, ha mostrado la realidad.
El movimiento sindical chileno, especialmente la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), ha bregado intensamente porque esta situación sea considerada la prioridad número uno del actual gobierno; y del gran empresariado.
Los derechos sociales de trabajadoras y trabajadores; los salarios; la negociación; el fortalecimiento de los sindicatos, el sistema injusto de pensiones; han sido asuntos que hemos intentado poner en el centro.
Pero no hemos sido escuchados. Más aún, se nos ha excluido de todo espacio de diálogo, y se nos ha marginado.
Entonces, forzados a empujar los cambios que con angustia la mayoría necesita con urgencia, junto a decenas de organizaciones y movimientos sociales, agrupados en la MESA DE UNIDAD SOCIAL, hemos decidido marchar y movilizarnos.
Durante meses sindicatos; el movimiento no más afp; el colegio de profesores; los gremios de la salud; la propia CUT, hemos impulsado movilizaciones, huelgas y marchas callejeras. Lo han hecho, también, estudiantes secundarios y universitarios; las comunidades Mapuche; el movimiento por Verdad y Justicia; diversas expresiones del movimiento ambientalista que rechaza las zonas de sacrificio y otros flagelos.
Saludamos con emoción la irrupción de las multitudes que hoy en todos los rincones de Chile se movilizan: Jóvenes; grupos territoriales; fuerzas que están por las transformaciones, sensiblemente, han sido parte original de expresiones de protesta que se han generalizado en todo el país.
Estas movilizaciones de millones, a las que hemos aportado desde nuestro espacio de MESA DE UNIDAD SOCIAL, han generado un cuadro imposible de considerar: son multitudes que presionan por transformaciones profundas; y que exigen respuestas concretas a demandas concretas. No hay marcha atrás.
Para iniciar el camino que Chile reclama, y con urgencia, se necesita en primer lugar reconocer el país real que somos: sus profundas desigualdades; los abusos en todos los aspectos; una democracia representativa fatigada y elitista; un poder económico hiper concentrado en reducidos grupos y corporaciones.
Pero, al mismo tiempo, reconocer que existen sindicatos; gremios; movimientos sociales; y un articulado conjunto en torno a la CUT y la MESA DE UNIDAD SOCIAL.
Esto es relevante, porque la segunda premisa para de verdad iniciar el camino, es generar los espacios de diálogo con quienes constituyen un fuerte e incidente tramado de organizaciones y redes sociales, en todo el país.
El actual gobierno, hasta ahora, ha despreciado sin más este amplio mundo social.
Y ha privilegiado sólo los espacios de interacción en el Parlamento. En donde, casi siempre, ha contado con los votos de parlamentarias y parlamentarios que le han permitido llevar adelante su agenda anti derechos y de profundización neoliberal.
Sin estas dos condiciones, cualquier intento, como los que ha hecho La Moneda, están destinados al fracaso y son un espejismo peligroso. Porque es, precisamente, lo que la ciudadanía rechaza: intento de acuerdos cupulares que siempre han significado engaños y falsas promesas.
Sin embargo, existe hoy una urgencia primaria: Terminar con el estado de emergencia; poner fin a la represión de militares y de la policía militarizada, que ya ha costado muchas vidas. Es éticamente inaceptable, pretender un diálogo con los fusiles y las tanquetas en las calles de Chile. Esto debe terminar, así como los evidentes intentos de militarizar la política y el país. Lo que se ha puesto en riesgo es la Democracia.
Bárbara Figueroa
Profesora de Filosofía
Presidenta de la Central Unitaria de Trabajadores.
Santiago de Chile, 28 de 0ctubre 2019
Crónica Digital