No fue la primera experiencia a nivel internacional. En tiempos del Gobierno de Salvador Allende se constituyó una colectividad política denominada Organización de Izquierda Cristiana, como una expresión chilena del fenómeno continental de la irrupción de los cristianos revolucionarios, vinculado al desarrollo de la Teología de la Liberación que fue antecedido por la Conferencia Episcopal Latinoamericana en Medellín y por el Concilio Vaticano II. Pero, como anticipamos, tuvo un precedente bastante más antiguo.
En la resistencia al fascismo en Italia, en plena Segunda Guerra Mundial, se conformó la primera organización política en el mundo que adquirió la denominación “Izquierda Cristiana”. Fue fundada por el politólogo y filósofo Franco Rodano.
El “Partido de Izquierda Cristiana” fue fundado en la última etapa de la Guerra Mundial. Tuvo un especial protagonismo en la resistencia antifascista. Recogía las concepciones de Carlos Marx, como metodología y herramienta de análisis de la historia y la sociedad, pero desestimaba su cosmovisión filosófica materialista. El 2 de enero de 1945, El Vaticano expresó, en una nota en el “L’Observatore Romano”, que “los principios y las tendencias de la llamada Izquierda Cristiana, pese al adjetivo que lleva, no están conformes con la enseñanzas de la Iglesia”. Más aún, sostenía que sus integrantes “no tienen derecho a hablar como representantes del pensamiento cristiano”.
Su origen se remonta al “Movimiento de Católicos Antifascistas” que existió entre 1938 y 1940, en el que participó Rodano. Posteriormente, durante la ocupación nazi de Roma (entre septiembre de 1943 y junio de 1944) fundó, junto con otros, el “Movimiento de Católicos Comunistas” (MCC) y preparó los documentos teórico–políticos del grupo, además de escribir artículos en los 14 números publicados en “Voce Operaia”, órgano del mismo MCC.
Uno de sus mártires fue Romualdo Chiesa, después de haber escapado tres veces de la captura, fue arrestado por los alemanes el 15 de febrero de 1944, luego de una denuncia de un espía de las SS. Conducido en la prisión de Via Tasso, fue torturado durante días, hasta casi hacerlo perder la vista. El 24 de marzo fue asesinado en la recordada masacre de la Fosa Ardeatina.
Ya con Roma liberada, el CCM tomó el nombre de “Partido de la Izquierda Cristiana”, al que se incorporó además el Partido Social Cristiano de Gerardo Bruni. En sus filas también participó Adriano Ossicini, que llegó a Ministro de la Familia y Solidaridad Social en 1995, en el Gobierno de Lamberto Dini.
Finalmente, en su Segundo Congreso, el 9 de diciembre de 1945, la Izquierda Cristiana de Italia resolvió confluir al Partido Comunista Italiano (PCI), considerando la necesidad de unidad proletaria y la decisión de esta colectividad, influida por las proposiciones de Antonio Gramsci, de abrir sus filas a los cristianos (Renato Treves: “El Movimiento de la Izquierda Cristiana en Italia”. Revista “Realidad” Volumen VI, números 16–18, 1949).
Franco Rodano sostiene que una colectividad cristiana de izquierda ya no es necesaria, ya que radica en la clase obrera en su conjunto y, por lo tanto, en el PCI, la tarea de enfrentar la cuestión de la religiosidad, superando los prejuicios ateos y el dogmatismo marxista. Por lo tanto, trabaja para obtener cambios en el estatuto del Partido, lo que permite la inscripción y la militancia independientemente de las convicciones religiosas, cambios que serán adoptados por el PCI en su Quinto Congreso, en enero de 1946. Bruni y Ossicini fueron de los pocos que no se incorporaron al Partido Comunista.
Rodano, ya como cuadro del PCI, fue una de las más relevantes figuras intelectuales de la izquierda italiana del Siglo XX, teniendo un papel destacado en el impulso de la convergencia de los cristianos y marxistas, y en la necesidad de la unidad de todo el progresismo. Fue muy cercano al secretario general del PCI, Enrico Berlinguer. Y fue autor de decenas de libros y artículos de gran densidad teórico–política.
Franco Rodano murió de un ataque al corazón el 21 de julio de 1983. Su esposa desde 1944, Maria Lisa Cinciari, se convirtió en vicepresidenta de la Cámara de Diputados por el PCI y senadora. Se conocieron al calor de la resistencia antifascista y en la creación del Movimiento de Católicos Antifascistas y el Partido Izquierda Cristiana. Tuvieron cinco hijos, entre ellos Giulia Rodano, concejala de la Región del Lacio desde 2006 hasta 2010, y destacada líder ciudadana de izquierda en Italia, feminista y cristiana de izquierda.
Según señala su perfil en Wikipedia en italiano, el sacerdote Gino Della Torre consignó: “(Mi) primera pregunta tiene que ver con las opciones políticas que hizo, colocándose como católico en contradicción con algunas jerarquías eclesiásticas. ¿Dónde encontró fuerza y serenidad, incluso con sufrimiento, para estas opciones, no renunciando a su fe y su pertenencia eclesial, las que siempre profesó? No encontré otra respuesta que su fe teológica. La fe de Franco (…) fue una adhesión consciente y firme al Dios que se reveló a sí mismo en Jesucristo, que todavía está vivo en la Iglesia”.
El periodista y político comunista italiano Lucio Magri, por su lado, dijo: “La relación con la Iglesia, tanto como comunidad de fe como institución, sin la mediación de un partido católico (…) representó (para Rodano) una oportunidad y una garantía para purificar el movimiento comunista no sólo del ateísmo científico, sino también de una visión totalizadora de la revolución política y social (el mito del reino de los cielos en la tierra y de una historia sin alienación)”.
El mismo Enrico Berlinguer aseveró: “Pienso que su vida y obra han proporcionado una prueba concreta y significativa de la validez de los principios que Rodano ha profesado y practicado con serenidad y que, con su propia contribución personal, hoy forman parte del patrimonio teórico e ideológico del Partido Comunista Italiano. La primera es la distinción y autonomía mutua de la política y la fe religiosa (…) La segunda es la afirmación, hecha por Togliatti, formulada en una tesis aprobada por el X congreso del Partido y luego desarrollada en las tesis del XV Congreso, según la cual un cristianismo verdaderamente vivido no sólo no se opone, sino que también puede inspirar una acción que contribuya a la batalla por la construcción de una sociedad más humana, más libre y más justa que la sociedad capitalista”.
Por Víctor Osorio. El autor es periodista.
Fue presidente del Partido Izquierda Ciudadana y Ministro de Estado.
Santiago de Chile, 17 de enero 2019
Crónica Digital