El Concilio de las Iglesias Protestantes e Históricas y el Servicio Migratorio Evangélico expresaron su rechazo a la decisión del Gobierno de Sebastián Piñera de no firmar el Pacto el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, el cual ya ha sido suscrito por la mayoría de las naciones del planeta.
En una declaración a la que tuvo acceso el diario Crónica Digital, el Concilio de las Iglesias Protestantes e Históricas formuló “un llamado al gobierno, a las iglesias cristianas y a la sociedad en general para abrazar la realidad migratoria sin temor y el desafío que significa la llegada de hermanos y hermanas en situación de migración”. A ese respecto, recordaron lo señalado por la Biblia en Levítico 19:34: “El extranjero que resida con vosotros os será como un nacido entre vosotros, y lo amarás como a ti mismo”.
Indicaron que “nuestras iglesias protestantes e históricas son de raigambre migrante, ya que muchos de nuestros antepasados, líderes y liderezas, eran extranjeros. Aún hoy, hay presencia importante de misioneros y misioneras y de liderazgo proveniente de otros países y culturas. Reconocemos y agradecemos que muchas iglesias cristianas han acogido a nuestros hermanos y hermanas que han llegado de diferentes países y que les han integrado a sus comunidades de fe. Estimulamos las iniciativas de quienes los han hecho así y llamamos a quienes aún no lo hacen a abrir espacios y concretar discursos en obras y acciones de integración”.
“Deducimos que la migración despierta miedos en la población y en el gobierno, por lo cual llamamos al gobierno a enfrentar tales miedos y a liderar un proceso para desafiar a la población a tomar actitudes diferentes. Para acoger adecuadamente hay que educar e invertir apropiadamente a fin de que la sociedad sea receptiva y los migrantes sean tratados con dignidad”, enfatizaron.
“El Concilio y las iglesias y sus instituciones representadas nos comprometemos a apoyar cualquier iniciativa que tienda a la convivencia tolerante de nacionales y migrantes y que pueda ayudarnos a progresar como sociedad”, concluyeron.
Firman la declaración el Reverendo Jorge Cárdenas Brito, Moderador del Sínodo de la Iglesia Evangélica Presbiteriana en Chile; el Arzobispo Héctor Zavala Muñoz, de la Iglesia Anglicana de Chile; Presbítero José Carvajal Campillay, Representación Ecuménica de la Iglesia Evangélica Presbiteriana; el Obispo Alexis Salgado Rodríguez de la Iglesia Luterana en Chile; la Pastora Raquel Riquelme Martínez, Directora del Seminario Metodista SMCS de la Iglesia Metodista de Chile; el Pastor Marcelo Huenulef Ortega de la Iglesia Luterana en Chile; y Daniel Godoy Fernández, Rector de la Comunidad Teológica Evangélica.
Por su parte, el Servicio Evangélico Migrante emitió también una declaración, en la que lamentan y señalan no comprender “la decisión del Gobierno de no suscribir el Pacto (Mundial para la Migración), luego de que semanas antes le había dado su apoyo y había enviado a una comitiva a suscribirlo. Adicionalmente, entendíamos que el Gobierno estaba de acuerdo con que la migración se regule, para que tenga orden y sea segura, cautelando la protección de la vida y familia migrante y la protección de las fronteras, que es lo que, entre otros, busca el Pacto”.
Asimismo, expresaron su rechazo a “la satanización y derechas mentiras que se dicen en redes sociales tanto sobre este Pacto como sobre el fenómeno migratorio en sí. Llamamos a toda la sociedad a no reproducir estos prejuicios y falsedades, sino a ser diligentes en informarse de fuentes serias, técnicas y ancladas en el valor del servicio y amor al prójimo”.
El Servicio Evangélico Migrante explicó que “como organización evangélica confesamos y afirmamos que el no hacer acepción de personas en general, y el amar, proteger, ayudar y recibir al extranjero son valores cristianos fundamentales de profundo sentido bíblico”, y son “deberes de todo seguidor de Jesús nuestro Señor”. En ese sentido, dicen, “afirmamos valórica y teológicamente que cada ser humano con independencia de cualquier condición, origen, color de piel, cultura u obras, lleva la imagen de Dios y tiene valor en sí, y que todos los seres humanos somos parte de un mismo linaje y de una misma familia”.
Añaden que “dicha noción bíblica y cristiana de dignidad es además inspiradora para la noción de dignidad humana que fundamenta la existencia de derechos fundamentales y derechos humanos”. En ese sentido, afirman que “la migración es un derecho humano desde que es un elemento esencial que caracteriza a hombres y mujeres en todas las épocas, en todo lugar y en cada instante, siendo la evidencia histórica y cultural de esto innumerable e innegable, palpable en cada actividad humana. Así, ser un ser humano es ser un migrante”.
Asimismo, sostienen que “la migración también forma parte de la identidad cristiana, así observamos que la mayoría de los grandes hombres y mujeres de fe, como Abraham y Sara, José, Ruth, Daniel, Ester, Jesús, María, y Pablo, fueron personas migrantes o refugiadas. Y la identidad cristiana histórica y doctrinariamente se considera ‘peregrina en esta tierra’ (…) La migración es también parte de la identidad histórica de la iglesia evangélica en Chile, pues somos por esencia misioneros (migrantes) y nuestra fe no llegó de otra manera que por medio de migrantes, entre los que se cuentan nombres como David Trumbull y Jane Wales Fitch, Willis C Hoover y Mary Ann Louise Hilton, William y Ana Taylor, Agnes Graham, y Diego Thomson, entre tantos otros”.
“La migración es un fenómeno incesante en la historia de la humanidad (…) y por lo tanto es imposible detenerla, siendo necesario normarla para que se realice en una forma ordenada, regular, y segura, buscando ante todo la protección de la vida del migrante y su familia, a la vez que el Estado pueda proteger a sus habitantes sabiendo la identidad y propósito de quienes viven, salen y entran en el territorio”, reflexionan.
“Una vez leídos cada uno de los elementos del Pacto, afirmamos que es coherente con todo los valores que hemos señalado, pues trabaja en la dirección de que la migración sea regulada, ordenada y segura. También compromete a las naciones a colaborar para minimizar los factores adversos y estructurales que obligan a las personas a abandonar su país de origen; acabar con la trata de migrantes y la migración ilegal; proporcionar información exacta y oportuna en las etapas de la migración; gestionar las fronteras de manera integrada, segura y coordinada; aumentar la certidumbre de los procedimientos migratorios para la adecuada verificación de antecedentes, evaluación y derivación, entre otros bienes. De tal manera que toda persona de buena voluntad que lo haya leído detenidamente y todo gobierno responsable no debería tener reparos en aceptarlo en el marco del desafío global de la migración”, sostienen.
Concluyen señalando: “Hacemos un llamado a la hermandad evangélica que trabaja con migrantes en sus comunidades de fe, a orar por estas personas, a seguir integrándolas y sirviéndolas, a orar por nuestros gobernantes y a alzar la voz ante ellos para que no se apliquen más políticas en contra de las personas migrantes ni se difundan prejuicios y falsas acusaciones hacia ellas. Esta Fundación seguirá trabajando en la cautela de la dignidad y derechos humanos de las personas migrantes, pues así hemos recibido del evangelio de Cristo nuestro Señor, quien nos ha dicho: fui extranjero y me recibiste”.
Por la entidad, firman la declaración las siguientes personas: Luisa Tesch, Daniela Solís, Perla Scappini, Margot Soza, Juliette Maldonado, Javiera Valjalo, Cinthia Arriagada, Javin Rodríguez, Aaron Sandoval, Esteban Quiroz y Daniel Redel.
Santiago de Chile, 25 de diciembre 2018
Crónica Digital