Por Fausto Triana
Las últimas horas de la noche del 11 de septiembre transcurrieron bajo el silencio, salvo en las inmediaciones del Estadio Nacional, primer centro de detención y tortura tras el golpe de estado en Chile.
Como es habitual, las calles de Santiago permanecían casi desoladas desde el anochecer ante el temor todavía, 45 años después de la sangrienta asonada golpista de Augusto Pinochet, de conflictos dentro de una sociedad fracturada.
Más de tres mil 200 asesinados, mil 193 detenidos desaparecidos y alrededor de 33 mil torturados es el balance oficial de 17 años de junta militar, que derrocó del poder al presidente constitucional Salvador Allende en 1973.
Sede de grandes partidos de fútbol, el Estadio Nacional fue también en el pasado escenario de la detención de 20 mil personas, consideradas por las fuerzas castrenses de izquierdistas o eventuales opositores a Pinochet.
Detrás de los palcos o galeras de la instalación deportiva, hay zonas donde permanecen retratos y placas de recordación a personas que sufrieron crueles torturas, fueron ultimados o desaparecidos, como expresaron testigos de los hechos.
Familiares de las víctimas y algunos sobrevivientes de la dictadura depositaron ofrendas florales y acompañaron la velada con música.
Resalta la galería norte, doblemente famosa después que el futbolista de la escuadra nacional, Jean Beauseajour, chileno de ascendencia haitiana, le dedicó palabras especiales luego de conquistar la Copa América en 2015.
“Un pueblo sin memoria, es un pueblo sin futuro”, reza en un cartel en esa área. A la vez, la ocasión sirvió para rememorar que entre los detenidos por la dictadura estuvieron unos 300 extranjeros.
Entre los foráneos estaba el periodista estadounidense Charles Horman, de 31 años, cuyo caso se hizo célebre por la película Missing de 1982, de Costa-Gavras, interpretada por Jack Lemmon y Sissy Spacek.
Miles de personas también se dieron cita a lo largo de las últimas horas en Morandé 80, la puerta de un costado del Palacio de La Moneda por donde entraba y salía en la época Salvador Allende. De ahí fue sacado muerto el 11 de septiembre de 1973.
Además, más de 700 personas hicieron pequeño el Salón de Honor del ex Congreso, en una muestra de inusitada unidad de la centroizquierda en Chile para conmemorar el 45 aniversario del golpe de estado.
A excepción de contadas ausencias, la fundación Salvador Allende, promotora de la actividad, se congratuló de la presencia de figuras de la democracia cristiana, como la ex senadora Carmen Frei.
Casi en paralelo, el presidente de la República, Sebastián Piñera, encabezó una ceremonia por el 11 de septiembre en el Palacio de La Moneda, únicamente con sus ministros y personal de la instalación y con omisiones al vocablo dictadura y a la figura de Pinochet.
Santiago de Chile, 12 de septiembre 2018
Crónica Digital /PL