El gobierno, prisionero de sus errores, cuyas expresiones en los últimos días van desde su ineptitud al entramparse en la negociación del salario mínimo en el Congreso, pasando por el tratamiento lleno de desprolijidades en la crisis ambiental de Quinteros Puchuncaví, hasta la reciente desclasificación de un actuar poco probo del actual primer mandatario en el proceso de adquisición de acciones de una empresa, LATAM, ha tenido como efecto en la opinión pública una acelerada pérdida en la adhesión ciudadana.
Sin embargo, sería erróneo interpretar estos hechos señalando que el gobierno cayó en un marasmo, que ha perdido su capacidad de acción y que en consecuencia, sólo hace falta ordenar la dirección de las fuerzas opositoras y así impedir el ajuste y proyección del actual modelo neoliberal de desarrollo, cual es el objetivo central de esta administración de derecha.
Este es un gobierno de actuar poco ordenado, pero que hasta ahora mantiene una direccionalidad nítida. No otra cosa representa su proyecto de contra-reforma tributaria, con un carácter claramente regresivo en términos de redistribución de ingresos, al buscar favorecer al 5% de la población con mayores recursos en desmedro del 95% de los chilenos. Consideremos también la ofensiva contra el mundo laboral que se manifiesta en iniciativas legislativas como el Estatuto Laboral para Jóvenes pero también en el uso de instancias administrativas estatales, como la Dirección del Trabajo, para desde allí conculcar derechos a los trabajadores y sus organizaciones. Anuncian para pronto un proyecto sobre reforma previsional que, de acuerdo a los trascendidos de prensa pero también a sus criterios, no modifica sino al revés, fortalece las AFP. Complementan su paquete de medidas con una engañosa oferta de ampĺiar la educación pre-escolar, pero masificando allí mecanismos de financiamiento en pro de su mercantilización. Fácil resulta apreciar que se trata de cuatro aristas sensibles del modelo y que llama al movimiento popular a generar respuestas a las pretensiones del gobierno.
En un mes marcado por hitos trascendentes, la discusión de nuestra reciente Conferencia Nacional debe materializarse en el trabajo partidario. En ese sentido debemos masificar las ya abundantes experiencias de coordinaciones unitarias de todo el arco opositor que se ha dado en comunas y regiones del país. Aspiramos a que estas coordinaciones no sean hechos eventuales, sino una práctica recurrente empleada para asumir de conjunto realidades locales, entendiendo que tenemos en variadas situaciones miradas diferentes e incluso contradictorias, que nosotros y nosotras comunistas respetamos, así como también exigimos el respeto a nuestras posiciones. La plataforma básica que levanta la CUT es un punto de partida que posibilita la organización y posterior movilización de los sectores afectados objetivamente por las políticas de este gobierno.
En un mes cuando la presencia de nuestras heroinas y héroes de la lucha por la democracia es más fuerte, el mejor reconocimiento a tod@s ell@s es seguir luchando por la causa que les costó la vida: la justicia social, la libertad y la democracia. Ell@s se constituyen en ejemplos frente a la pequeñez de algunos que buscan el reconocimiento de El Mercurio incluyéndoles en algún espacio, para lo cual buscan construirse un atuendo nuevo usando los harapos sucios del viejo anticomunismo.
Por Juan Gajardo López, encargado nacional de organización, miembro de la Comisión Política del Partido Comunista de Chile.
Santiago de Chile, 11 de septiembre 2018
Crónica Digital