Poco después de aparecer Skripal y su hija Julia inconscientes en la ciudad inglesa de Salisbury, el pasado 4 de marzo, la primera ministra británica, Theresa May, acusó desde la tribuna de su Parlamento a Moscú de ser el responsable.
Con el paso de los días y, sobre todo, luego de convocar Londres a un boicot contra Moscú, que involucró a unos 25 países, para expulsar a más de 150 diplomáticos de esta nación, las dudas comienzan a desaparecer.
A las declaraciones de los funcionarios de Port Down, al parecer más preocupados ahora en su reputación que en el apoyo a una dirigente política de turno, se sumaron las del vicepresidente de la Unión Democristiana alemana, Armin Laschet.
El también ministro presidente de la región de Renania del Norte-Westfalia indicó que, para justificar tal grado de solidaridad con el Reino Unido en el seno de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, era necesario contar al menos con una sola prueba.
Pero el Reino Unido persiste en su negativa de presentar algo concreto y solo lanza acusaciones sin respaldo alguno.
Rusia considera que existen dos variantes posibles, o todo fue una teatralización o es una acción directa de los servicios de inteligencia británicos.
La Cancillería rusa puso en evidencia los ‘argumentos’ del Reino Unido, basados todos en suposiciones, ninguno de ellos relacionados entre sí.
El laboratorio de Port Down, situado a unos 13 kilómetros de donde hallaron a Skripal y su hija, reconocieron que en ningún momento recomendaron acusación contra nación alguna, destacó la agencia Sputnik.
La embajada británica mostró láminas y materiales en power point de casos en los que nunca se pudo probar la implicación rusa como el derribo de un avión de Malaysia Airlines en 2014, en una zona de conflicto en el sureste ucraniano, o un ataque cibernético en Alemania.
En fin, especialistas consideran que Londres intentó crear la imagen de un potencial país agresor, bajo la leyenda de que siempre elimina a agentes, mientras Rusia aclara que carecía de motivo alguno para atentar contra Skripal, juzgado por espionaje en favor del Reino Unido.
Los argumentos de Londres resultan tan inconsistentes que algunas naciones como Serbia, Azerbaiyán, Turquía, Israel o Austria, entre otros Estados, pusieron en dudas los motivos de la solidaridad con el Reino Unido.
Además, Moscú tiene muchas interrogantes de cómo los expertos británicos conocieron de antemano sobre el antídoto y de dónde sacaron las muestras para determinar que se trataba de lo que ellos llaman como Novichok, un neuro-paralizante similar al A324.
La víspera, el presidente ruso, Vladimir Putin, declaró desde Ankara, donde se reunió con su similar turco, Recep Tayyip Erdogan, que la fórmula del Novichok se podía producir en al menos 20 países, además de Rusia.
Tibio, tibio, casi caliente…. Londres parece acercarse cada vez más al reconocimiento de un caso de provocación internacional, como afirmó el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, al Reino Unido le tocará solicitar perdón por el escándalo creado en torno al caso de Skripal.
Por Antonio Rondón García
Moscú, 6 abril 2018
Crónica Digital /PL