La candidatura presidencial de Alejandro Guillier entró este domingo 11 de junio a una nueva etapa de su diseño estratégico y a un proceso definitorio de elaboración de su programa de gobierno, formalizando su vinculación con los partidos políticos que le apoyan y los vastos sectores sociales e independientes que constituyen su base popular y dando el vamos a su despliegue por todo el territorio nacional.
La campaña entra en un camino de despliegue, con el acelerador a fondo, y buscando la adhesión y el rescate de la confianza de la ciudadanía de que nuevamente será el protagonista de una movilización épica, en busca de una mayor y mejor democracia, un potente y amplio futuro de conquistas sociales y progreso haciendo realidad el jingle de la campaña, que a ritmo reggaetonero entrega un mensaje movilizador y esperanzador: “ Guillier da confianza. Guillier te comprende. Guillier gobierna con la gente”.
Se trata de un momento largamente esperado, y que corresponde a un proceso de maduración política, de la puesta en marcha de una voluntad unitaria y de elaboración doctrinaria individual y colectiva de las fuerzas políticas que han tenido que recomponer la coalición que sostiene el proyecto de transformaciones iniciado con la recuperación de la democracia, con el liderazgo de la Concertación de Partidos por la Democracia y luego la Nueva Mayoría, proceso al que hoy se suman no solo mayorías electorales sino que pujantes fuerzas sociales del país, que desde otras y a veces contradictorias posiciones políticas en el escenario nacional, se posicionan por los cambios y buscan obtener representatividad .
Los procesos políticos tienen su tempo y el paso dado por los partidos Radical, Socialista, Partodido por la Democracia, Partido Comunista, Izquierda Ciudadana y MAS-Región, que entregaron al candidatos sus respectivos proyectos programáticos , confirmando oficialmente su apoyo, abrirá paso a una elaboración ciudadana y nacional del Programa de Gobierno de Guillier.
El senador Juan Pablo Letelier, coordinador de la campaña presidencial señaló que comienza la etapa de recorrer el país para “enriquecer el programa con las ideas de la gente, para que refleje fielmente el Chile de hoy y sus inquietudes”. En las propuestas de los partidos, una suerte de insumos para el programa definitivo figuran temas como crecimiento económico con inclusión social, reforma de pensiones, mejor gestión, regionalización, igualdad entre hombres y mujeres, fortalecimiento de las organizaciones de los trabajadores.
El presidente del Partido Socialista, Alvaro Elizalde, recalcó que el camino está más claro y ”los chilenos deberán decidir entre el retroceso que representa la candidatura a de la derecha y nuestra propuesta, que significa que el progreso golpee la puerta de todos los chilenos”.
El candidato por su parte detalló en su discurso ante un Caupolicán repleto y multicolor, aspectos fundamentales de sus propuestas en el campo de la economía, telecomunicaciones, infraestructura, conectividad,, educación, previsión, género, medioambiente, energía y otras areas de la economía nacional.
El acto del Caupolicán congregó no solo al mundo político que está tras la candidatura de Guillier, sino que de manera protagónica, a los independientes, al mundo social y sus demandas que han movilizado al país, a las regiones, al mundo de la diversidad sexual, a los medioambientalistas, a los artistas, los pueblos originarios, a los pobladores, a la tercera edad, a los estudiantes.
El llamado principal de la campaña es “Es hora de confiar”, de “volver a creer”, junto al contenido expresado pòr la muchedumbre, “Juntos somos Mayoría”, junto a la histórica consigna de “El Pueblo Unido jamás será vencido” y la mirada de futuro “seguimos corriendo las fronteras de lo posible”.
Pero también hubo “guiños” para la democracia cristiana, que reflejan no solo la necesidad de la unidad de los demócratas y del mundo progresista, sino el mandato social y político que debería marcar la hoja de ruta del sector, en los complejos momentos que se viven, y las reales y objetivas perspectivas que se abrirán tras las primarias del 2 de julio y tras la primera vuelta presidencial, del l9 de noviembre.
Guillier resaltó su presencia entre quienes el 27 de agosto de 1980, en el mismo Teatro Caupolicán, escucharon al ex presidente Eduardo Frei Montalva cuando este , recordó el candidato, “le habló al país, invitándolo a colocar la unidad por sobre las diferencias, para la construcción de un Chile mejor”.
Y agregó que “Ese espíritu nos llevó a luchar juntos, superando diferencias, superando lo que nos había dividido, el ideologismo, y a veces la incomprensión. . Desde ese Chile nace también esta opción presidencial”.
Por ello las confrontaciones agresivas, las descalificaciones, los prejuicios y caricaturas al gusto de los enemigos de la democracia , o las tonterías deslizadas al calor de polémicas inútiles, deberían ser desterradas del lenguaje y del discurso, de quienes objetivamente deberán coincidir en las etapas definitivas de las decisiones electorales.
Pero la complejidad del proceso electoral presidencial revela que por una parte el fraccionamiento de la centro izquierda, con la separación de la Democracias Cristiana tras un ilusorio “camino propio”, ha puesto objetivamente en riesgo su capacidad de triunfo, la defensa y la profundización de las reformas , tanto por la fractura interna en la Nueva Mayoría , tanto como por la eventual erosión de su base social desde la izquierda, que significa el proyecto emergente del llamado Frente Amplio.
Por otro lado, un factor que amenaza la salud de la institucionalidad democrática es el objetivo comprensible rechazo de la ciudadanía a la llamada clase política”·, a la que se identifica con la corrupción, la colusión con los intereses de los poderes económicos, y , la incapacidad de responder a las demandas ciudadanas, todo lo cual se ha traducido hasta ahora en una abstención masiva, en una falta de credibilidad en la política y hasta en las instituciones y de la propia democracia.
Pero lo más grave es la abierta amenaza de la candidatura derechista empresarial de Sebastián Piñera de desconocer todo lo avanzado en justicia social, derechos ciudadanos y hacer retroceder las reformas.
En definitiva
Chile tiene que decidir en las elecciones presidenciales si vuelve al pasado o se sigue adelante con las reformas. Eso es el dilema real, y aquí no caben ni equívocos, ni gustitos sectarios. Como se dice por ahí : “el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones”.
Por Marcel Garcés Muñoz
Periodista
Director de Crónica Digital
Santiago de Chile, 14 de junio 2017
Crónica Digital