Tras las elecciones municipales, el debate en la Nueva Mayoría y en su gobierno se incrementó.
Uno de los nudos de esta discusión es el rumbo político y el diagnóstico socio-político que explica los caminos a seguir.
Es una tensión real, objetiva, que probablemente está a la base de los diversos hechos y comportamientos que incluso confrontan al gobierno con partidos de la coalición, y entre los propios partidos de la NM.
El tema no es el “disciplinamiento”, el “orden”. El tema de fondo es cómo lograr una direccionalidad política común,compartida, que nos permita derrotar a la derecha y seguir profundizando el proceso reformista.
Ese objetivo de futuro quedó debilitado tras las elecciones municipales, y sería un muy profundo error no asumirlo así.
El desafío hacia adelante es mucho mayor, y más “cuesta arriba”.
Dicho esto, lo que la NM y su gobierno deben intentar es una síntesis.
Sobre el diagnóstico: Es equivocado aquel que sostiene que las reformas, el programa de gobierno, el ritmo y las prioridades han sido causa del debilitamiento político, social y electoral del gobierno y la NM. Otra cosa muy distinta es que sectores restauradores en la NM, y en el gobierno, que lamentablemente tienen la idea que “todo lo que hicimos antes (gobiernos de concertación) fue bien hecho”, han tratado de imponer esa idea para justificar el complejo estado actual. Lo han tratado de imponer en la política, en la economía y en las prioridades legislativas y de políticas públicas.
Un economicismo cerrado, tautológico (cuestionado fuertemente en la NM y por economistas respetados, leales, de gran experiencia), persiste y se impone como algo que no se puede cambiar.
El primer año del gobierno fue un buen año, en todos los aspectos. Ciertamente eso cambió radicalmente, y se sabe cláramente lo que provocó el cambio.
Sin embargo, el “buen gobierno”, el “hacer las cosas bien”, en materias tan sensibles para la ciudadanía, como salud, transporte, seguridad ciudadana, y otros asuntos de impacto directo, tampoco han tenido los resultados que se esperaban y se anunciaban. Ya no se puede culpar ni al programa, ni a las reformas, ni tampoco al primer gabinete. No da el ancho para responsabilizar de lo que hoy ocurre, y puede acontecer hacia el futuro, esa falsa causa.
En rigor, lo que ha ocurrido es que el diagnóstico restaurador es un error, y no calza con el Chile actual.
La economía nacional no está al borde del precipicio si se generan políticas contracíclicas (lo proponen leal, seria e insistentemente, entre otros, French-Davis; Solimano, Fazio, Palma, Riesco y Vidal). Si se generan políticas que estimulen el consumo; los salarios, los gastos en proyectos de inversión (compartidos con los privados) en áreas de la construcción y la infraestructura del país.
Pero también es un profundo error pensar que la mayoría de las y los chilenos demandan, supuestamente, un retorno a un país de “consensos” centro-derecha, al binominalismo en la política y en la sociedad, y que eso podría llevar a recomponer el apoyo ciudadano hacia el gobierno y hacia la NM.
Los hechos, los porfiados hechos, muestran simplemente que eso no es así.
Creer, por ejemplo, que el movimiento ciudadano por no más afp, es algo episódico, de gente poco menos que taimada y no responsable, es grave. Creer que la mesa del sector público actúa con “el tejo pasado” y omite la situación económica del país, de manera no responsable, es simplemente un error contundente.
Creer que los descontentos que cursan la sociedad y chilena, y no se detienen, son producto de una suerte de metafísica política casi perversa, tampoco es cercano a la realidad.
Entonces, queda casi nada de tiempo político y social. Casi nada.
Las prioridades y Desafíos: La NM y su gobierno están ante el desafío de priorizar una agenda legislativa que afirme las reformas en curso, y consolide las que están en el Parlamento o por entrar a él. No son tantas, como algunos sostienen, si se hace una buena jerarquización. Y hay que llegar a una síntesis en este aspecto.
La NM tiene que mejorar su gestión política en todos los planos, incluído el de políticas públicas, y en este espacio también hay que hacer mejoras sustantivas. El único objetivo de lo anterior es generar mayor sintonía con las necesidades y requerimientos más urgentes de la ciudadanía.
Un muy buen ejemplo es el esfuerzo de la Presidenta Michelle Bachelet por avanzar hacia un acuerdo nacional para mejorar el sistema de pensiones actual, sin cerrar el proceso hacia cambios estructurales, y elevando las pensiones más bajas.
Pero hay otros ámbitos en que es posible, y necesario, hacer cambios y apurar el tranco en forma radical.
La gestión política del gobierno, entendida así, requiere efectivamente mejorar su relación con los partidos dela NM. No ha sido bueno que el gobierno,por momentos, siendo muy importante, deje en segundo plano a los partidos y busque entendimientos políticos con las bancadas. Eso ha debilitado la gestión política del gobierno, y de los partidos.
Sin embargo, casi nada de esto será posible, si no hay un cambio en la gestión económica. El estado chileno, el sistema presidencialista, el papel del ministerio de Hacienda en la conducción política global, son muy gravitantes. Y ese es el tema casi de fondo-fondo.
Esta columna la escribo desde la convicción politica de que nuestro gobierno y la Nueva Mayoría, han iniciado un proceso sin precendentes para Chile, y que debe persistir, mejorar y mantenerse.
Lo digo, para evitar falsas interpretaciones.
Por Juan Andrés Lagos
Santiago de Chile, 20 de noviembre 2016
Crónica Digital
Como para ponerse mas las pilas….