La periodista Mònica González reveló este lunes 8 de agosto haber sido objeto de un secuestro mientras estaba de vacaciones junto a su nieta, en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México.
La directora de CIPER- Centro de Investigación Periodística-, detalló lo que caracterizó como “una pesadilla”, luego de que fuera plagiada el pasado martes 19 de julio, en el hotel (“cinco estrellas”, dice con cierta ironía) donde estaba alojada en la capital chiapaneca, iniciando lo que debían ser sus vacaciones junto a su nieta Matilda, residente en Francia.
Mónica señaló en su relató que se le “heló la sangre” cuando los delincuentes le señalaron que pertenecían a “Los Zetas”, una de las más crueles bandas delictuales de México, creadas por ex policías y ex militares corrompidos.
Ello explicaría, indicó la impunidad con la que actuaron tanto en el hotel en el cual tenía reserva y donde se alojó a su llegada a la ciudad, como en otro recinto hotel donde fue mantenida encerrada en una habitación durante otros dos días.
Mónica González, aun conmocionada por el calvario vivido, hizo el relato de lo vivido en el programa “Ciudadanos” de CNN, donde es panelista permanente, explicando su ausencia de cuatro semanas en el mismo.
La profesional indicó que los secuestradores exigían, con violencia verbal y amenazas, un rescate millonario, y se contactaron con sus parientes en Francia- donde ella vivió su exilio bajo la dictadura de Augusto Pinochet, y con amigos y colegas periodistas en México.
“Había reservado en un hotel maravilloso, cinco estrellas, precioso y estaba muy cansada con mi nieta porque habíamos viajado bastante durante dos días”, apuntó Mónica.
Tras recorrer la ciudad, se retiraron a descansar cuando su sueño fue interrumpido por una llamada desde la recepción para señalarle que estaba en curso un operativo policial al haber sido descubierto un vehículo con armas.
La voz tras el teléfono inquiere sus datos personales y al negarse a proporcionarlos, cambia el tono del inyterñlocutor y en medio de insultos le notifica que está en manos de “Los Zetas” y la amenazan con la seguridad de su nieta.
A la mañana siguiente, la periodista chilena fue conminada a salir del hotel siendo trasladada a otro hotel donde tenía una reserva (que ella nunca hizo) a su nombre, y donde siguieron las amenazas, mientras los delincuentes se contactaban con sus familiares y amigos, para exigir el rescate.
Mientras tanto se puso en marcha, en Francia, un operativo de crisis del Ministerio de Asuntos Exteriores galo, para rescatar a Mónica y su nieta, que aunque fue pagado el rescate no fueron liberadas.
Al tercer día Mónica, que había sido dejada sola en la habitación donde se le mantenía bajo amenaza, tomó la decisión de escapar del encierro, a las 2.10 de la tarde, y pudo llegar al hotel original de su alojamiento en San Cristobal de Las Casas.
Mas tarde, una hora después, llegó la policía y Mónica y Matilda fueron trasladadas al aeropuerto local, donde les esperaban el embajador de Chile en México, Ricardo Núñez y la embajadora de Francia, Maryse Bossiére.
La pesadilla había terminado, pero no la incertidumbre y las secuelas emocionales de haber sido víctima de una
violencia que sufren cotidianamente mexicanos y extranjeros.
Santiago de Chile, 9 de agosto 2016
Crónica Digital