La Unesco estudia la posibilidad de incluir en su Lista de Patrimonio Mundial lugares ubicados en alta mar, opción ahora imposible pues se trata de sitios no incluidos en las jurisdicciones de los países, informó un comunicado.
“Al igual que ocurre en tierra firme, las profundidades y las zonas más apartadas del océano albergan lugares únicos que merecen un reconocimiento”, estimó al respecto Mechtild Rössler, directora del centro de Patrimonio Mundial de Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Por el momento, esos espacios no pueden ingresar a las listas dado que están ubicados lejos de cualquier jurisdicción nacional, mientras por reglamento de la entidad, los países solo pueden proponer sitios de su propia geografía.
El Centro del Patrimonio Mundial de la Unesco y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) presentaron este miércoles un informe en que exploran las posibilidades de comenzar a tomar en consideración “a estas maravillas situadas en alta mar”.
En este sentido, el reporte alude a lugares como el Domo Térmico de Costa Rica, ubicado en el océano Pacífico, que constituye un oasis único para el hábitat y lugar de reproducción de numerosas especies amenazadas.
También hace referencia al Café de los tiburones blancos, único lugar conocido donde se reúnen tiburones blancos en todo el Atlántico Norte; o el Atlantis Bank, una isla fósil sumergida situada en aguas subtropicales del océano Índico.
Según el texto, estas zonas también están expuestas a amenazas como el cambio climático, la explotación minera de los fondos marinos, la navegación o la contaminación por plásticos, por lo cual resulta necesario que la Convención de Patrimonio las comience a tomar en cuenta con vistas a su protección.
“Son zonas expuestas a amenazas como la contaminación o la sobrepesca, por lo que es crucial movilizar a la comunidad internacional para asegurar su conservación a largo plazo”, sostuvo Dan Laffoley, asesor principal de ciencias marinas y conservación de la UICN y uno de los coautores del informe.
París, 4 de agosto 2016
Crónica Digital / PL