Durante la entrega de los resultados de la prueba SIMCE, el país será testigo del intento de la Agencia de la Calidad, el Ministerio de Educación y el Consejo Nacional de Educación por mostrar una cara amable del Sistema de Aseguramiento de la Calidad. Como viene siendo la tónica, la Agencia de la Calidad se encargará de promover la supuesta utilidad pedagógica del SIMCE y la idea de que existen Otros Indicadores de Calidad (OICs). En relación con esto, consideramos que la actual ofensiva comunicacional del gobierno es una respuesta insuficiente a los múltiples cuestionamientos técnicos y pedagógicos que distintos actores educativos hemos planteado a esta prueba.
Más allá de los deseos expresados por la autoridad, es un hecho que las altas consecuencias asociadas a la prueba SIMCE fuerza a las escuelas a someterse a su lógica, con las consiguientes consecuencias negativas sobre el aprendizaje y la enseñanza de los estudiantes chilenos. Nada de esto se verá modificado con el nuevo plan de evaluaciones que se comenzará a implementar este año. Al igual que desde hace décadas, el SIMCE seguirá siendo usado para intervenir y castigar escuelas, teniendo como principal resultado el aumento de la presión sobre directivos escolares, docentes y, finalmente, estudiantes.
Así mientras la Agencia de la Calidad y el Ministerio de Educación le dicen al país que los rankings de escuelas no son lo más importante, vemos que actualmente hay más de 40 documentos legales que consideran al SIMCE como elemento definitorio de alguna política pública en educación, invirtiéndose cuantiosos recursos públicos sobre la base de sus resultados. Es preciso recordar que la clasificación de escuelas (que no es más que una forma de ranking encubierto), el otorgamiento de incentivos económicos a los docentes, las Asistencias Técnicas Educativas asociadas a los dineros SEP, entre otros múltiples aspectos, dependen principalmente del puntaje obtenido en SIMCE.
Pese a la retórica oficial, lo cierto es que existe falta de voluntad del gobierno para modificar las leyes que establecen el peso del puntaje SIMCE como lo central para definir la calidad de la educación. Esto hace que la apelación a los “Otros Indicadores de Calidad” hecho por parte del gobierno parezca más bien un artificio retórico. La realidad sigue siendo más simple: el puntaje y ranking SIMCE es lo más importante para la definición legal de una escuela “buena” o “mala”. Esto es así porque el puntaje SIMCE corresponde al 67% en la construcción de las categorías de escuelas, dejando a los OICs como un elemento que esconde la brutalidad de la categorización clasificación de escuelas con fines punitivos, antes que a un modo distinto de concebir una educación de calidad. En un cuadro de Página 2 de 2 competencia por los recursos y de desconfianza sobre lo que hacen las escuelas, no sería extraño que en el futuro veamos servicios de “entrenamiento” para promover respuestas a los cuestionarios con los que se arman los OICs, mermando lo que implica la mejora sustantiva en la educación pública. ]
Por tanto, sin una agenda legislativa asociada a eliminar las consecuencias legales del SIMCE, los problemas que venimos denunciando hace años seguirán ocurriendo: estrés y agobio docente, presión indebida hacia los estudiantes, exclusión de estudiantes de bajo desempeño, estigmatización de la educación pública –incluyendo cierres de escuelas-, reducción curricular, y reemplazo de la pedagogía por entrenamientos para pruebas de alternativas. Eso no es calidad, ni menos innovación.
Invitamos al público a mirar críticamente la operación comunicacional que realiza la Agencia de la Calidad, el Ministerio de Educación, y el Consejo Nacional de Educación al alero de la entrega de resultados SIMCE. Mientras las instituciones instalan la idea de Otros Indicadores de Calidad, la realidad es que por ley gran parte de las escuelas del país deben seguir enfocándose en cómo subir los puntajes SIMCE, sea como sea. No queremos que esa sea la calidad de la educación que hemos demandado.
Santiago de Chile, 25 de abril 2016
Crónica Digital