Azotado por escándalos de apuestas y amaños, el tenis mundial sufrió un nuevo golpe con el positivo por dopaje de la icónica jugadora rusa María Sharapova, exnúmero uno del mundo.
Sharapova, ganadora de 35 títulos, incluidos cinco torneos Grand Slams, consumió la sustancia meldonium en el reciente Abierto de Australia, disputado en enero, donde cayó en cuartos de final, y podría recibir una sanción de cuatro años, aunque ella reconoció la falta y entonces pudiera disminuir a dos.
El meldonium es un preparado que influye en el metabolismo energético y mejora la capacidad y resistencia del organismo, y figura en la lista de prohibiciones desde el 1 de enero de 2015.
Según la europea, recibió una carta de la Agencia Mundial Antidopaje para informarle de los cambios normativos, pero no la miró. “Un enorme error”, aseveró antes de admitir que toma el medicamento desde hace 10 años porque no estaba prohibido.
“Me sentía enferma a menudo y tenía un déficit de magnesio. En mi familia había antecedentes de diabetes y yo presentaba signos. Fue uno de los medicamentos, entre otros, que me recetaron”, detalló.
Sin embargo, Sharapova, de 28 años, anunció que no se retirará por ello del circuito profesional. “Cometí un error. No quiero terminar mi carrera de esta forma. Espero que me den una nueva oportunidad”, expresó.
Lesionada en el antebrazo izquierdo, la europea no jugaba desde el Abierto de Australia, y había anunciado su baja en Indian Wells esta semana.
El positivo de la exlíder del ranking no tardó en generar reacciones, incluida la de la multinacional deportiva estadounidense Nike, que cerró su relación contractual con la tenista.
“Nos sorprenden y entristecen las noticias sobre Sharapova. Hemos decidido suspender nuestra relación con Maria mientras la investigación proceda. Seguiremos monitoriando la situación”, informó la compañía en un comunicado.
También el fabricante de relojes suizo Tag Heuer y la constructora alemana de automóviles Porsche decidieron no renovar su contrato a la jugadora, la mujer mejor pagada en el mundo del deporte.
Sharapova nació el 19 de abril de 1987 en Nyagan, en la Rusia siberiana. Sus padres vivían en Gomel (Belarús), cerca de la Central de Chernóbil. Tras el desastre nuclear, se marcharon de la zona para preservar la salud y su hija vio la luz un año más tarde.
La tenista se siente muy ligada a la zona y a través de su Fundación destinó mucho dinero para ayudar a los niños afectados por el accidente de Chernóbil.
Su primera raqueta la cogió en la ciudad rusa de Sochi, donde sus padres la apuntaron a la academia del exjugador ruso Yevgueni Kafelnikov.
Con 14 años debutó como profesional, y con 17, en 2004, derrotó a la estadounidense Serena Williams en la final de Wimbledon (6-1 y 6-4) para saltar a la fama y acaparar todas las miradas de una bella adolescente, triunfadora en la Catedral del Tenis.
En septiembre de 2005 alcanzó por primera vez el número uno de la Asociación Femenina de Tenis y ha permanecido 21 semanas en lo más alto en diferentes períodos.
Sharapova, quien completó el Grand Slam (ganó Wimbledon-2004, el Abierto de Estados Unidos-2006, Australia en 2008 y Roland Garros en 2012 y 2014), no es la primera deportista del llamado deporte blanco envuelta en casos de dopaje.
En esa relación también aparecen la suiza Martina Hingis, los estadounidenses John McEnroe y Andre Agassi, el sueco Mats Wilander y el checo Karel Novacek, los argentinos Mariano Puerta, Guillermo Cañas, Mariano Hood, Martín Rodríguez, Guillermo Coria y Juan Ignacio Chela, la rusa Svetlana Kuznetsova y la búlgara Sesil Karatantcheva, entre otros.
La Habana, 8 de marzo 2016
Crónica Digital / PL