Las primeras evidencias de uso de la miel de abejas por nuestros ancestros data del Neolítico, lo que demuestra el vínculo del hombre antiguo con esos insectos, según un estudio divulgado hoy.
Aunque el arte rupestre y algunos murales egipcios dan certeza de la utilización de productos elaborados por las abejas, aún no estaba comprobado en qué momento surgió la relación entre nuestros ancestros y ese laborioso insecto.
Componentes químicos en la arcilla de más de seis mil 400 vasijas de cerámicas prehistóricas de más de 150 sitios arqueológicos de Oriente Próximo, Europa y del norte de África comprobaron dicha relación.
Se trata de una “evidencia inequívoca, basada únicamente en la huella digital que deja un producto químico”, destacan los investigadores en un artículo publicado en la más reciente edición de la revista Nature.
La cera de abejas es un complejo de lípidos único, muy resistente a la degradación, lo que puede identificarse en el estudio de los residuos orgánicos conservados en los sitios arqueológicos, destaca el artículo.
Para Mélanie Roffet-Salque, autora principal de la investigación, la razón más obvia de la explotación de la abeja sería para la miel. Podría haber sido un raro edulcorante para el hombre primitivo, dijo.
Además, añadió, podría haberse empleado en rituales, en cosmética, en medicina, como combustible o para impermeabilizar los porosos recipientes cerámicos.
Washington, 12 noviembre 2015
Crónica Digital / PL