En ocasiones el ser humano confunde la realidad con la ficción, o al menos pierde la perspectiva en ciertos asuntos, ¿estará Chile en esa posición en la Copa América de fútbol?
La Roja de América, anfitriona de este torneo por séptima ocasión en la historia, tiene deslumbrados a propios y extraños por su juego dinámico, ofensivo y armónico, el estereotipo del fútbol que adora la gente.
Su clasificación a cuartos de final, por el grupo A, se consumó de manera magistral, con triunfos sobre Ecuador (2-0) y Bolivia (5-0), y espectacular empate 3-3 frente a México, el único equipo que realmente le plantó cara.
Chile pasó de ronda como el equipo más goleador del certamen (10) y uno de los menos goleados (3), amén de dominar la posesión del balón en todos los partidos, y ser la escuadra que más disparos a puerta acumula (36), por delante del poderoso elenco de Argentina (33).
Además, los dos únicos marcadores conseguidos por diferencia de más de un gol en toda la Copa fueron a la cuenta del combinado chileno (el resto de los partidos finalizaron en empate o en victoria por margen mínimo de un tanto).
La cohesión lograda por el entrenador Jorge Sampaoli es digna de admiración y de alguna manera refrenda la excelente actuación de Chile en el pasado Mundial de Brasil-2014, cuando cayeron ante los anfitriones en la tanda de penales, en la fase de octavos de final.
En datos publicados en la página oficial del certamen, se destaca la táctica de Sampaoli de colocar la línea defensiva bien arriba en la cancha para sacar ventaja de la estrategia del fuera de juego, además de su obsesión por la presión alta para recuperar el balón lejos de su portería.
Asimismo, resaltan los niveles de efectividad de pases (83 por ciento) y los pases completados (795) por el conjunto chileno.
Hasta ahí, con esas estadísticas, superiores a la de todos los equipos, pareciera que Chile ganará sin muchas dificultades la Copa América por primera vez en la historia, y que Arturo Vidal o Alexis Sánchez, sus máximos exponentes, ganarán el próximo Balón de Oro.
Todo puede suceder. Claro, es fútbol, es veleidad. Chile es favorito, sí, pero jamás se puede perder la objetividad.
La Roja, por mucho, jugó en el grupo más fácil del torneo. Bolivia, México (con equipo alternativo) y Ecuador apenas propusieron fútbol, mostraron carencias exageradas en todas sus líneas, y se presentaron al torneo sin líderes natos y desposeídos radicalmente de una idea de juego.
Chile es poderoso, tiene jugadores de élite. Eso nadie lo duda. Sin embargo, esas estadísticas excepcionales están infladas, difícilmente las hubiera conseguido en otro distrito eliminatorio, contra equipos como Colombia, Paraguay o Uruguay, su rival de mañana en cuartos de final.
Contra los charrúas, los chilenos tendrán la oportunidad de mostrarse a plenitud y dar un golpe sobre la mesa para dejar claras sus aspiraciones reales al título, sobre todo porque se trata del campeón defensor y máximo ganador histórico de Copa América, con 15 cetros.
Por cierto, en 36 participaciones en este longevo certamen, seis de ellas como sede, Chile jamás conquistó el trono, incluso perdió cuatro finales.
Su historia es pura lágrima y justificación, mucho más contra la selección de Uruguay, una de sus bestias negras en estos certámenes continentales.
En total, Chile acumula apenas seis victorias y cuatro empates, mientras los uruguayos archivan 18 triunfos, incluidos los de 2007 y 2011, en las más recientes ediciones de la Copa.
La Roja tiene ahora una oportunidad inmejorable para escribir con letras de oro sus memorias en el fútbol de América, pero todavía tendrá que hacer magia para ganar el trofeo.
¿Ficción o realidad? Esa es la cuestión.
Por Damian Trujillo
Santiago de Chile, 23 de junio 2015
Crónica Digital / PL