La primera reflexión que deja la segunda cuenta pública al país de la presidenta Michelle Bachelet, este 21 de mayo, en su segundo periodo gubernativo, es que la Mandataria ha recuperado la iniciativa, la apostura de Jefa de Estado, ha dado un paso decidido reponiéndose tras el temporal, de la crisis de confianza ciudadana en la clase política.de los partidos y actores políticos y la institucionalidad.
Quizás este sea el hecho político esencial, además de la reafirmación hecha de su compromiso con el cumplimiento del programa de gobierno, que los ciudadanos aprobaron abrumadoramente el 15 de diciembre de 2013, con el histórico 62.16 por ciento de la adhesión electoral.
El Mensaje era esperado con particular expectativa, tras meses de una enervante crisis política, que puso en tela de juicio la moralidad pública, a la clase política y las principales instituciones legislativas y hasta del gobierno, salpicando incluso a la familia de la propia Presidenta.
La crisis llevó al gobierno, a los partidos, al Congreso, y otras instancias de autoridad y a la sociedad, a un estado de estupefacción y de franca inacción, que culminó en un forzado cambio de gabinete gubernamental.
En tales circunstancias, salir a la tribuna del Congreso Pleno, y ante todo el país, para dar cuenta de lo realizado, de lo cumplido y de lo proyectado para el futuro próximo, fue sin duda un acto de valentía política.
El balance de lo realizado, de la marcha del gobierno, ha sido positivo, según reconocieron tirios y
troyanos.
Y los nuevos anuncios, las nuevas tareas, que buscan mejorar la democracia, las condiciones de vida de los ciudadanos, de los trabajadores y la marcha de la economía del país, deberán confirmarse en los hechos.
Para ello, indicó la mandataria, son necesarios el dialogo, el acuerdo, la participación responsable y efectiva de los ciudadanos, al tiempo que reafirmó el carácter reformador de su gobierno y su compromiso de mantener el rumbo.
Quizás lo más significativo, políticamente hablando, sea precisamente lo señalado en el ámbito de la contingencia política nacional
Junto con reconocer la “crisis de confianza”, que enturbió la vida política del país en los meses precedentes- aunque lo cierto que fue la eclosión de un fenómeno enquistado desde hace largos años- enfatizó que la basura “no se puede esconder bajo la alfombra” al tiempo que la mandataria aseguró que ello “no es razón para postergar las reformas”
“Debemos asumir las dificultades del año que hemos vivido. Hemos debido enfrentar desafíos inéditos que nos han remecido a todos. La sociedad dijo basta a los abusos, los privilegios y la corrupción en la política y los negocios (…) esto cuestiona las bases de nuestra convivencia, la confianza que nos debemos unos a otros, la calidad de nuestra democracia, la seguridad, el crecimiento económico”, indicó.
Pero, advirtió a reglón seguido, “no por ello estamos postergando ni vamos a postergar nuestro compromiso de reformas. Nuestra palabra está empeñada”, enfatizó.
Y en otro aspecto álgido de la agenda política del gobierno-, la Reforma Constitucional- la mandataria también fue enfática: “Necesitamos una nueva Constitución. La demanda ciudadana es clara y mi compromiso es firme”.
Bachelet agregó que, ”llevaremos a cabo un proceso que garantice un equilibrio adecuado entre una participación ciudadana realmente incidente y un momento institucional legítimo y confiable”, acotando que “ello debe ocurrir en el contexto de un Acuerdo Político amplio, transparente y de cara al país, que sostenga este proceso”.
La presidenta no se refirió, en su mensaje, a uno de los instrumentos propuestos por sectores políticos del país para avanzar en una nueva constitución, la Asamblea Constituyente, pero tampoco se refirió a los que hace algunos días denominara “cabildos”.
El tema de los instrumentos, del cómo, queda sin duda abierto, y la definición dependerá de la correlación de fuerzas y voluntades políticas, que se desarrolle en torno al tema, en el periodo hasta septiembre próximo, cuando se inicie el proceso, y luego en el proceso mismo de la discusión.
Lo urgente y políticamente trascendente debería ser ahora los contenidos de esa nueva Carta Fundamental, que se genere efectivamente de manera democrática, recogiendo la iniciativa, participación, aporte y compromiso de la inmensa mayoría.
Pero, hizo bien la presidenta al enfatizar en una “participación ciudadana realmente incidente”, como condición para la generación democrática.de una Carta Magna que regirá el marco institucional nacional, en un periodo que se anticipa complejo, de cambios, de expectativas, de incertidumbres, nuevas problemáticas sociales, económicas y valóricas, que ofrecen más
interrogantes que certezas, y nuevos actores sociales protagónicos.
La responsabilidad del mundo político y social democrático será dar los contenidos adecuados, creadores, democráticos, participativos a los conceptos de diálogo, reformas, acuerdos, participación, recuperación de las confianzas.
Por Marcel Garces, Directror de Crónica Digital
Santiago de Chile, 22 de mayo 2015
Crónica Digital