Millones de personas en todo el mundo celebran hoy el inicio de una nueva era de prosperidad y bienestar familiar, con la llegada del nuevo año lunar.
En China, Vietnam y Corea del Sur, en los barrios de inmigrantes asiáticos de Nueva York, Londres o Moscú, las familias se reúnen para honrar a los antepasados y propiciar la bienaventuranza en el año nuevo, al calor de los platos humeantes de comida tradicional y las varas de incienso.
Los ciclos del calendario lunar rigen el término y el comienzo de estos festejos, desde que el emperador chino Hun Ko Pao, hacia el 2637 antes de nuestra era, introdujo cinco periodos de doce años regidos por animales distintivos.
Según el calendario, el próximo 19 de febrero comenzará el año 4713, que en la distribución de animales será regido por el signo del caballo.
Quienes celebran estas festividades ostentan en la familia algún ancestro de origen chino, en específico de la etnia han, que fue responsable de expandir esta y otras costumbres en el Lejano Oriente.
Gobernaron China, Vietnam, Corea, Mongolia y gran parte del Asia Central, desde el 206 antes de nuestra era hasta el 220 después de Cristo.
Las diferentes dinastías de los han promovieron las artes, el comercio y las letras; durante sus reinados se inventó el papel y los sabio rescataron las enseñanzas de Confucio y Lao Tse.
Fueron ellos, además, quienes expandieron el calendario lunar a todas las regiones bajo su imperio.
Los sucesivos reinos mantuvieron la costumbre, y con el paso del tiempo y la ayuda de las rutas comerciales que unieron China con el resto del planeta, los festejos llegaron a otras tierras y se adaptaron a las tradiciones de diversos pueblos.
En China, durante este período de fiestas, ocurre la mayor migración humana del planeta: millones de personas regresan a sus lugares de nacimiento para celebrar en compañía de los espíritus de sus antepasados.
Las casas son adornadas con la caligrafía de ideogramas referidos a la prosperidad, felicidad y la abundancia, y con la colocación de figuras mitológicas en la puerta de entrada a modo de guardianes para que espanten los demonios.
En Corea del Sur, muchas familias visitan la costa este del país donde es más probable que vean los primeros rayos del sol del año nuevo, considerados como portadores de buena fortuna.
Los vietnamitas, en cambio, prefieren para la ocasión una comida opulenta y el olor de los inciensos, que espantan de los hogares los malos espíritus.
Japón cambió el calendario lunar por el gregoriano en 1873, pero cada 3 de febrero estalla en una de las ocasiones religiosas y culturales más importantes del país: la fiesta de primavera o “setsubun”, como ocurrió también en 2015.
Los ritos del “setsubun”, como los festejos del año lunar y el budismo, llegaron a Japón desde China, hace casi un milenio.
Tokio, 19 de febrero 2015
Crónica Digital / PL