A propósito del accidente del Contralor Mendoza y, en mi calidad de motorista, quiero hacer un llamado de atención sobre las particularidades de la conducción de motos y la vulnerabilidad a la que se exponen (exponemos) los motociclistas.
En primero término, es de todos sabido el hecho que una moto y su conductor son la carrocería en su conjunto, por lo que los accidentes que se protagonizan sobre este tipo de vehículos suponen, por regla general, la muerte del conductor, lesiones traumáticas de carácter permanente y, en muchas ocasiones, la pérdida de partes del cuerpo.
Por otra parte, es de un hecho conocido el aumento del parque automotor de esta clase de vehículos en los cuales la autoridad del transporte sólo ha efectuado algunos cambios en la legislación a partir de este año, entre los cuales se considera aumentar los elementos de seguridad de la moto como, por ejemplo, la seguridad del depósito de combustible, tipos de espejos retrovisores y otros, pero lamentablemente la autoridad no se ha hecho cargo de la necesidad de dotar a la moto de la calidad jurídica de “vehículo vulnerable” y lo que ello implica.
En Alemania, por citar “cuando un vehículo derriba a un ciclista, la Policía se persona de inmediato y el conductor del coche queda “bajo sospecha”… Suena un poco radical, pero al final lo que consiguen en Alemania es que, incluso, un ciclista imprudente pueda salvar un accidente, gracias al exceso de celo del conductor del coche” (Fuente: Antena 3.com).
En muchas ocasiones, quienes no manejan motos se preguntan ¿Por qué manejar motos si es tan peligroso? La respuesta va de la mano del uso eficiente de esta clase de vehículos. El ahorro de dinero va de la mano del uso eficiente del tiempo de desplazamiento en una ciudad altamente congestionada como Santiago. Bajarse del auto o del Transantiago para subirse a una moto, definitivamente, mejora la calidad de vida del motociclista. No obstante, la parte negativa de las motos y su uso es lo que sigue.
En Chile, hay una fuerte penetración de marcas “no tradicionales” las cuales son definitivamente malas y peligrosas. Pocas medidas de seguridad, mala calidad del producto y pocos repuestos son la tónica. Como señalé, la autoridad se está haciendo cargo del tema, pero falta más. Por otra parte, existe poca educación vial, de parte de automovilistas y también de motociclistas, y por qué no decirlo. Esto se mejora con planes de estudios en los colegios, ya que al fin y al cabo, todos van a manejar un auto en su vida.
Por último, para este tipo de transporte, existe poca infraestructura vial, adecuada para el uso compartido de motos y vehículos mayores.
En resumen, ojalá que este lamentable accidente del Contralor llame la atención sobre el uso de motos en Chile y se cambie la ley. A esto se suma, la necesidad de que exista mayor educación, mayor instrucción sobre el uso adecuado de las motos y, al mismo tiempo, mayor conciencia por parte de conductores de otro tipo de vehículos que, en ocasiones, ven al motociclista como el “blanco” perfecto, para tirarles el automóvil encima.
Una mayor cultura sobre los riesgos y, al mismo tiempo, las ventajas que implica movilizarse en una moto, es una tarea pendiente y es de esperar que se adopten medidas concretas, porque la vida de todos es importante, ya sea del ciudadano a pie, o aquéllos que se movilizan en transporte público o en vehículos particulares.
Por: Jaime Mois Corona, abogado, académico y Magíster en Arbitraje Civil y Comercial.
Santiago de Chile, 21 de enero 2015
Crónica Digital
No he leído que el Señor Mendoza, ocupo la pista del vehículo que iba primero ( falta a la ley del tránsito) adelantando por el interior, lo que no le permite certificar el viraje del auto, por la velocidad que llevaba. ¡ por que culpan al joven?.Su error, irse del lugar.