Al Campo Aguarico 4, en plena selva amazónica ecuatoriana, se llega por una moderna carretera bordeada por un entramado de tuberías que delatan la principal riqueza de la zona: el petróleo.
Pero la repentina celebridad alcanzada por ese intrincado lugar no obedece a la bonanza que podría haberle llegado a sus pobladores con la extracción del crudo, sino debido a la contaminación dejada allí por la trasnacional estadounidense Texaco, luego adquirida por Chevron.
Según explicó el campesino Wilmo Moreta a Prensa Latina, casi 30 años después de la salida de la petrolera de Ecuador, el cáncer hace estragos entre los lugareños, debido a la contaminación de los ríos y arroyos de donde se abastecen de agua potable.
Cuando llueve podemos recolectar el agua de lluvia para beber, pero en verano estamos obligados a usar la de los arroyos y ríos, apuntó Moreta, parado a pocos pasos de un pantano que rezuma brea y residuos de crudo procedente del pozo Aguarico 4, operado por Texaco-Chevron hasta 1986.
El lugar fue escogido por el presidente Rafael Correa para dar inicio a la campaña La Mano Sucia de Chevron, que pretende demostrar al mundo el daño ambiental y humano causado por la petrolera.
Según Correa, existen más de mil piscinas como las de Aguarico diseminadas por toda la Amazonía ecuatoriana, y la contaminación, aseveró, es 85 veces superior al causado por el derrame del pozo de la British Petroleum en el golfo de México.
Cifras citadas por la agencia local Andes hablan de que la compañía vertió 680 mil barriles de crudo en la selva de las provincias amazónicas de Orellana y Sucumbíos, y quemó 235 mil millones de pies cúbicos de gas al aire libre.
También apunta que la incidencia del cáncer entre la población en esa región es tres veces superior a la de los habitantes del resto del país.
LA CONDENA
En 2011, un tribunal ecuatoriano condenó a Chevron a pagar una indemnización de 19 mil millones de dólares a unas 30 mil personas que resultaron damnificadas por sus malas prácticas extractivas, pero la empresa se niega a acatar el fallo, y ahora acusa a la justicia local de corrupción.
La petrolera, que ripostó con una demanda contra el Estado ecuatoriano ante la Corte Internacional de Arbitraje de La Haya, alega que el culpable de la contaminación es la estatal Petroecuador, pero el pozo de Aguarico 4 visitado por Correa el 17 de septiembre pasado sólo fue operado por Texaco.
El mandatario aclaró que, como política, el Estado no se inmiscuye en un litigio entre privados, pero tampoco va a permitir, advirtió, que se desprestigie al país, ni a su sistema judicial.
Vamos a traer a personalidades internacionales, a Premios Nobel y a reconocidos defensores del medio ambiente para que comprueben “la mano sucia de Chevron en Ecuador”, anunció el jefe de Estado, quien también llamó a la comunidad internacional a boicotear los productos de la compañía.
EN NACIONES UNIDAS
La denuncia contra la transnacional se escuchó incluso en Nueva York, en la voz del canciller Ricardo Patiño y de dos de los afectados que participaron en un panel paralelo a la 68 sesión de la Asamblea General de la ONU.
Frente al Goliat de Chevron, nuestra honda invencible será la verdad, advirtió Patiño, al recordar que la empresa ha gastado centenares de millones de dólares para tratar de eludir su responsabilidad por el daño ambiental causado en Ecuador.
Mientras tanto, en el lejano Aguarico, Moreta dice no saber nada de juicios ni de indemnizaciones, porque de eso, agrega, se ocupan los abogados.
Él solo quiere que sus coterráneos dejen de morir de cáncer debido a la contaminación, y volver a cultivar aquellos racimos de plátanos de 20 kilogramos que sacaba de su finca antes de la llegada de Texaco.
Por Néstor Marín*Corresponsal jefe de Prensa Latina en Ecuador.
Quito, 2 de octubre 2013
PL