Un equipo de buzos de la Universidad rusa de los Urales remontó hoy a la superficie de un lago un fragmento perteneciente, presumiblemente, al meteorito que cayó en Cheliábinsk, centro de Rusia, en febrero pasado.
La operación comenzó el 14 de este mes, en el lago de Chebarkul, en el mismo sitio donde científicos del centro universitario advirtieron sobre la caída del cuerpo celeste, desintegrado en su impacto con la atmósfera, según un reportaje del Primer canal de la televisión rusa.
Los buzos mostraron el pedazo rocoso de color marrón, del tamaño de un puño, con características de imán y rastros de fusión.
De acuerdo con la versión televisiva, el pedazo principal yace todavía en las profundidades, debajo de una gruesa capa de limo de unos seis metros, con una masa calculada de un metro de diámetro y media tonelada de peso.
En un comentario sobre el hallazgo, el profesor Victor Grojovski afirmó que se trata de un meteorito y no una piedra, tras analizar las imágenes del objeto rescatado a 13 metros de profundidad.
Indicó que en la región de Cheliábinsk se han reunido hasta la fecha de 300 a 400 kilogramos de material.
La Universidad Federal de los Urales precisa en un informe que el fragmento fue posible hallarlo por un estudio magnético efectuado por especialistas en el lago Chebarkul, a raíz de la caída del cuerpo celeste, el 15 de febrero pasado.
Un estudio posterior de la agencia espacial de Estados Unidos, NASA, señaló que el meteorito medía 17 metros de largo y pesó cerca de 10 mil toneladas, y penetró a la atmósfera a una velocidad mínima de 64 mil kilómetros por hora. Se estima que estalló a una altura de 19 a 24 kilómetros.
Su impacto en la Tierra causó pánico entre los pobladores de Cheliábinsk y regiones aledañas, además de provocar lesiones a más de mil 200 personas, y millonarios daños materiales, estimados en poco más de 30 millones de dólares.
Moscú, 25 de septiembre 2013
PL