Cientos de miles de compatriotas, desde los más lejanos rincones del planeta, esperan con ansias que esta vez sí nuestros legisladores acojan su clamor de ser considerados, a través del sufragio, en la vida pública del país que los vio nacer, del que se encuentran geográficamente alejados por diferentes razones, que sigue siendo la Patria a la que añoran y tal vez idealizan cada día.
Son profesionales, técnicos, artistas, deportistas que en diversas épocas y cada vez más crecientemente emigran o viajan a otros países, ya sea para perfeccionarse, nutrirse de nuevas experiencias, aportar en un entorno diferente o, sencillamente, cumplir una misión determinada por un período acotado en el tiempo. Son también una parte de aquellos luchadores que un día vieron abruptamente interrumpidos sus sueños de una sociedad de iguales y fueron forzados al exilio. Son las nuevas generaciones en busca de un postgrado académico que enriquezca su currículum.
Así es hoy la comunidad de chilenos y chilenas en el exterior, tan diversa y variada como todo conglomerado humano y un reflejo fiel de nuestra sociedad, con sus diferentes opciones políticas y religiosas.
La Constitución que nos rige declara que son ciudadanos los chilenos que hayan cumplido 18 años y que no hayan sido condenados a pena aflictiva, y establece que la calidad de ciudadano otorga el derecho a sufragio. No hay nada que justifique, por tanto, que sigamos negando el ejercicio de este derecho a nuestros compatriotas por el solo hecho de encontrarse fuera de nuestras fronteras geográficas.
Al normarse el ejercicio del sufragio en el exterior, habrá compatriotas más comprometidos con el acontecer del país que concurrirán a votar; otros lo estarán menos y, por tanto, no votarán.
Ello demostraría, a juicio de algunos, insuficiente ligazón con el país. Lo mismo sucede en Chile, y sin embargo a nadie se le ocurriría privar del ejercicio de este derecho fundamental a quienes sí lo quieren ejercer. Esto es así porque el derecho a sufragio emana de la condición objetiva de ser ciudadano chileno, ciudadanía que no se pierde por vivir en otro país.
Con la aprobación del proyecto de ley que establece la forma en que se ejercerá el derecho a sufragio en el exterior, Chile será un país más democrático.
Por Ana Lagos Herrera. La autora es una destacada militante del Partido Socialista de Chile.
Santiago de Chile, 10 de enero 2007
Crónica Digital , 0, 94, 3