El Centro Cultural Nieves Yankovic fue un proyecto concebido por la Izquierda Cristiana para crear un espacio de desarrollo cultural alternativo. Para efectos de su funcionamiento, fue arrendada una vetusta casa en calle Almirante Barroso Nº 444, entre las calles Compañía y Catedral.
Aquel lugar, además, pretendía otorgar a la Izquierda Cristiana un espacio semiclandestino de funcionamiento. Sin embargo, la idea era que funcionara en forma como Centro Cultural y para esos efectos se asignó a Pedro la tarea de ser su director, por su experiencia en la organización cultural en las poblaciones populares del sector oriente de Santiago. De hecho, allí era su lugar de militancia, en el Regional Oriente de la IC.
El nombre, Nieves Yankovic, aludía a una connotada actriz y cineasta que participó en 1971 en la fundación de la IC y que en la Asamblea Constituyente de octubre de ese año propuso que los militantes de la organización se denominaran hermanos compañeros.
Para los estudiantes secundarios de la Izquierda Cristiana, el lugar se convirtió en un punto habitual de encuentro. Tanto para las reuniones motivadas por intereses estrictamente políticos y sociales, como para concurrir a las numerosas actividades culturales que allí comenzaron a ser realizadas.
Así fuimos conociendo a Pedro. Siempre tuvo una palabra de afecto para los pingüinos de esos años, y siempre tuvo la disposición de acoger, de facilitar una sala para una reunión cualquiera o para apoyar en alguna iniciativa cultural.
Fuimos compartiendo largas horas de conversaciones. Nos contó de sus primeros pasos en el compromiso político, de cuando en los años de la Unidad Popular participó en la toma de un supermercado de la Población Jaime Eyzaguirre de Ñuñoa, movilización que emergió de la iniciativa de los pobladores para poner freno al desabastecimiento y el mercado negro y que, por esos días, tuvo enorme repercusión.
Fue una experiencia concreta de poder popular, nos comentaba.
Cuando el Centro Nieves Yankovic se acercaba a cumplir su primer año, Pedro pasó a ser locutor de la recién formada Radio Umbral, 95.3 FM, un proyecto impulsado por la Iglesia Metodista.
Con el lema en el rescate y defensa de nuestra identidad, la emisora fue la primera en dar un fuerte impulso a la divulgación de la música popular y latinoamericana. Rápidamente se convirtió en un ícono y la voz de Pedro en un símbolo de esos años aciagos.
Desde ese día, la presencia de Pedro fue casi infaltable en los espacios de la resistencia cultural, desde las más modestas peñas en las poblaciones populares, o en enormes actos de rescate de la música popular chilena, realizados en el Teatro Cariola o en el Estadio Santa Laura.
En 1989, la Izquierda Cristiana se instaló en una sede pública en calle Bulnes esquina de Compañía y fue el fin del Centro Nieves Yankovic. Cuando comenzó la transición pactada, la Radio Umbral se vio obligada a poner fin a sus transmisiones.
Vinieron tiempos de crisis y dispersión, también de desconcierto. Sin embargo, con Pedro nos seguimos encontrando. Con inagotable generosidad, siempre estuvo dispuesto a participar en la conducción de los eventos contra la impunidad, en defensa de los derechos humanos o de cualquier causa justa.
Mientras trabajaba como locutor en la Radio Tierra y después en la Radio Nuevo Mundo, participó en la animación de otros tantos proyectos culturales, en Santiago y en todo el país, como las veladas que se realizaron hace unos pocos años en el Centro Cultural Naitun o en el más reciente proyecto de un espacio cultural Azul Celeste en la sede de la Izquierda Cristiana.
Este año nos vimos muchas ocasiones. Estaba entusiasmado con Crónica Digital. Iván Gutiérrez, director responsable le había planteado la idea de poner en marcha una radio en internet y que él fuera fuera el encargado. Pedro me contó que su sueño era estudiar periodismo y que pensaba concretarlo en el curso de este año.
En abril, caminando por Alameda en la esquina de Tucapel Jiménez, me habló con enorme entusiasmo de Actores Secundarios. Al mes siguiente, nos encontramos cuando estaba acompañando a su hijo, que participaba junto a su hijo en la preparación de la toma del emblemático Liceo Darío Salas.
El último encuentro fue en el lanzamiento del Segundo Congreso Nacional de la Izquierda Cristiana. Me comentó que consideraba fundamental rescatar la memoria y que tenía un proyecto con material de audio sobre la historia de la organización.
Luego vino lo que todos sabemos. Un extraño asalto. Su estado de inconsciencia. Por fin, la brutal partida en este diciembre.
Aún estamos consternados. Se fue un amigo, un compañero de un capítulo clave de nuestra historia, un hermano compañero.
Se fue un hombre bueno que nos acompañará, para siempre, en la memoria.
Por Victor Osorio. El autor es periodista y director periodístico de Crónica Digital.
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