Por Antonio Rondón *
La figura de Vladimir Ilich Lenin significó la apertura de una época, el paso de la teoría política a la práctica en un escenario como la Rusia zarista, a donde llegó la Gran Revolución Socialista de Octubre.
Especialistas, historiadores y políticos valoran la figura de Lenin en ocasión del 150 aniversario de su natalicio. Porque su historia comenzó en la localidad de Simbirsk, en la gobernación de Moscú, el 22 de abril de 1870.
Los padres de Lenin, Ilia Ulianov, hijo de un excampesino siervo, y Ana Smirnova, vieron desde que era pequeño las cualidades fascinantes de su hijo, sobre todo buena memoria e inteligencia.
Entre 1879 y 1887 estudió en la escuela y el bachillerato (Gimnasio), y en su inclinación por la lucha por la justicia pudo incidir el castigo a su hermano mayor en 1887 debido a acciones contra el zarismo.
Una vez que ingresó en la Universidad Imperial de Kazán, para estudiar en la facultad de Derecho, de inmediato se involucró con miembros del movimiento ‘Voluntad Popular’. Era una época donde la Rusia zarista intentaba despegar con algunos visos capitalistas.
Apenas tres meses de cursos universitarios bastaron para el primer arresto de Lenin que, finalmente, desembocó en su expulsión de la mencionada facultad.
Pero el joven cultivó el carácter autodidacta de la adquisición de conocimientos y Kazán no fue la excepción. Mientras mantuvo prisión estudió a filósofos como Nikolái Chernishevski.
Finalmente, en 1888 se le permitió regresar a Kazán para dar exámenes y de paso entró en contacto con círculos cercanos a la teoría marxista, mientras estudió a otros pensadores como Gueorgui Plejánov, quien sería guía para muchas de sus acciones y uno de los colaboradores cercanos.
Lenin, que vivió un tiempo en la región de Samara con su familia, dio los exámenes en la Universidad de San Petersburgo, a donde se trasladó en 1891. Tres años más tarde, se formó el credo leninista de la revolución mundial del proletariado, al frente de las fuerzas democráticas.
Entre 1895, cuando viajó a Suiza y conoció personalmente a Plejánov, y 1898, cuando salió a la luz el primer número del periódico Iskra, Lenin avanzó en la formación como revolucionario e inició su consolidación como nuevo pensador.
Para 1905, tras ser apresado en varias ocasiones en esa etapa y haber integrado el Partido Social Demócrata Obrero, se produjo la división de esa agrupación en una mayoría (bolchenstvo) y una minoría (menshestvo), lo cual daría paso a los términos bolcheviques y mencheviques.
Lenin siempre abogó por la existencia de un partido para dirigir la revolución y un órgano de prensa. En 1912 se creó el semanario Zvezda y, finalmente, surgió en mayo de ese año la publicación Pravda, donde dio a conocer unos 270 trabajos, ensayos y artículos, muchos de ellos bien conocidos.
De hecho, apareció en 1916 su obra Imperialismo, fase superior del capitalismo, uno de los trabajos más completos de lo que sería el adelanto para la línea política seguida por el pensador, tanto de la salida de Rusia de la I Guerra Mundial, como de la propia Revolución.
Tras el triunfo de la Revolución de Octubre en 1917, la tarea consistió en aprovechar la movilización de trabajadores, soldados y campesinos, unidos por intereses de clase similares, para poner en práctica, aunque con algunos cambios, las concepciones socialistas.
La victoria revolucionaria en la Rusia zarista, a lo cual siguió la invasión de potencias occidentales con apoyo de la resistencia de la llamada guardia blanca en el interior del país, obligó a realizar transformaciones dentro de la propia Europa.
Para evitar grandes protestas, naciones occidentales europeas debieron introducir la jornada laboral de ocho horas, y dejar atrás las de 12 y hasta 14 horas. Con el tiempo, se introdujeron también los jardines infantiles, ayudas sociales para familias numerosas y otras.
Lenin, luego de un periodo de expropiaciones y medidas de restricción, dio paso a la aplicación de la llamada Nueva Política Económica y el Plan de Electrificación del País (Goerlo), convertido en la plataforma para la industrialización de la Unión Soviética, creada en 1922.
El 21 de enero de 1924 falleció el pensador, jurista, filósofo, dirigente y organizador del movimiento obrero internacional y de su país.
El legado revolucionario que dejó transformó al mundo y dictó la aparición de un límite histórico de antes y después de la Revolución de Octubre.
Lenin puso fin a un sistema sociopolítico por primera vez en la historia y creó las bases para el socialista, donde lo importante es poner fin a la explotación del hombre, con una fórmula de propiedad que busque el bien común.
De hecho, muchos analistas consideran que el inspirador de la Revolución de Octubre impidió la desaparición del territorio ocupado por el imperio zarista, al cual muchas otras naciones tenían la intención de atomizar y depredar por fragmentos. La creación de la URSS lo impidió.
En el siglo XXI, después de la desintegración de la Unión Soviética, los tiempos convulsos de la década de 1990 y la euforia occidental de celebrar la desaparición del campo socialista, lógicamente se trató de cambiar la visión sobre Lenin.
Pero incluso detractores de esta personalidad descollante, cuyos restos descansan en un mausoleo de la Plaza Roja, en Moscú, reconocen que fue un gran pensador y un factor de un cambio histórico en el orbe.
*Corresponsal jefe de Prensa Latina en Rusia.
Moscú, 22 de abril 2020
Crónica Digital /PL