Tampoco se pone en duda que falta mucho por hacer para lograr un desarrollo sustentable en el tiempo y que, también, hay que corregir una serie de anomalías que podrían ser grandes obstáculos a futuro inmediato.
En el encuentro ENAGRO 2007 recientemente realizado, se tocaron varios temas, tanto desde la perspectiva del productor como del Gobierno, lo que sumado a temas generales del sector, nos permite concluir, que hay tres tipos de problemas que afectan nuestro desarrollo.
Uno externo, coyuntural y de difícil solución, el valor del dólar.
Uno segundo, sí dependiente de nosotros, que son la necesidad de mejorar políticas, leyes, decretos y programas, que apunten a regularizar y fortalecer situaciones como, principalmente, los aspectos laborales del trabajador rural. Una ley y reglamento que realmente se adecue a las especiales y heterogéneas situaciones de los procesos productivos primarios. No podemos seguir en una situación en que se meta en un solo paquete legal a todo el mundo laboral en el país, sustentado en la creencia que todos enfrentan las mismas condiciones.
Otro problema incorporado en este segundo tipo y mencionado en dicho encuentro fue la necesidad de mejorar la institucionalidad del sector. Se dio como ejemplo la necesidad de fortalecer y agilizar el Servicio Agrícola y Ganadero, SAG, en todo lo que es control, protección y supervisión del comercio exterior y del patrimonio fito y zoo sanitario. También se mencionó la necesidad de mejorar nuestra infraestructura de carreteras y puertos, trascendentales en nuestras exportaciones.
Yo personalmente agregaría, dado que no se mencionó con la fuerza que requiere, ya que no estaban presentes los actores involucrados, el fortalecimiento institucional dedicado a la pequeña y mediana agricultura, diferente a la gran empresa. En los resultados exitosos del período, no han podido incorporarse en un número significativo al éxito esperado, lo cual obliga a revisar las políticas pertinentes. A futuro, si queremos seguir creciendo, debemos adecuar las políticas públicas para lograr la inclusión deseada.
Finalmente, un tercer tipo de problema, de largo plazo y lenta maduración, es revisar y corregir la educación chilena. Desde la básica a la superior, desde el establecimiento rural al metropolitano, desde la escuela modesta hasta el de elite. En efecto, el desarrollo chileno va a depender, algún día y parece que pronto, más de los recursos renovables que de los recursos mineros, y esa alternativa parece ser al producción de alimentos de alta calidad.
Por Hugo Ortega T. Director Escuela de Ingeniería en Agronegocios Universidad Central. Miembro del Consejo Editoral de Crónica Digital.
Santiago de Chile, 26 de noviembre 2007
Crónica Digital
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